Hay choques culturales de muchos tipos. La globalización digital matiza algunos, pero la experiencia directa es insustituible. Este lunes mi buen amigo Francesc Soler llevó a dos universitarios mozambiqueños a la Cerdanya y se maravillaron. Era la primera vez que tocaban la nieve.

Otro caso es la comida. ¿Se zamparían un aperitivo de insectos crujientes? Hace años probé algunos de los que vendía Petràs en la Boqueria y me parecieron deliciosos. No hay demasiada diferencia biológica entre un grillo y un langostino, pero seguro que nos cuesta imaginar una insectería al lado de una marisquería. En cambio, a los miles de comensales que visitan el Aplec del Caragol de Lleida se les hace la boca agua mientras hurgan la concha de los gasterópodos. ¿Es de los que disfrutan chupando las cabezas de las gambas? ¿De cuántos mamíferos ha probado la carne? Cerdo, ternera, cordero, caballo, jabalí, canguro, ciervo, alpaca? ¿Le ha vaciado el ojo a un conejo? En el plato, con cuchillo y tenedor. ¿Le han dado gato por liebre? ¿Ha comido ancas de rana? ¿Codornices? ¿Capón, pularda, perdiz y otras delicias de la volatería?

La sociedad de la nieve de Bayona tiene la virtud de explorar el dilema moral de la ingestión de carne humana sin banalizarla con imágenes gore ni poetizarla con el argumentario del cuerpo de Cristo. Lo plantea en términos de supervivencia. El bien supremo es la vida humana. La propia, en primera instancia, pero con un plan B generoso en el que lo de “darlo todo” es literal. Una vez tomada racionalmente la decisión, para vencer el tabú (y el asco) es capital la presentación del alimento. Cortadita como un steak tartare, la carne entra por los ojos antes de llegar a la boca. La historia de los supervivientes uruguayos nos interpela. En su lugar, ¿se la comerían? Yo sí.

QOSHE - Comer por los ojos - Màrius Serra
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Comer por los ojos

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18.01.2024

Hay choques culturales de muchos tipos. La globalización digital matiza algunos, pero la experiencia directa es insustituible. Este lunes mi buen amigo Francesc Soler llevó a dos universitarios mozambiqueños a la Cerdanya y se maravillaron. Era la primera vez que tocaban la nieve.

Otro caso es la comida. ¿Se zamparían un aperitivo de insectos crujientes? Hace años probé algunos de los que vendía Petràs en la Boqueria y me parecieron deliciosos.........

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