Aunque parezca aquel chiste de Eugenio de las ovejas, hay dos tipos de escritores: los que contratarían a un doble para que asistiera en su nombre a todos los actos promocionales que la industria editorial organiza para la campaña de Sant Jordi (en marcha desde febrero) y los que contratarían a un negro para que les escribiera los próximos libros que promocionarán, liberándoles la agenda para poder asistir al montón de piscolabis, fiestas y pesebres de la campaña de Sant Jordi (y la de Navidad, y cada vez más la de septiembre, conocida en el gremio con el galicismo de la rentrée).

Eso también sería aplicable a otros ámbitos creativos, como la dramaturgia o las artes plásticas, con variantes adaptadas a cada contexto. En el mundo del cine ambos tipos de cineastas estarían de acuerdo en contratar a alguien que los sustituyera cuando toca mendigar financiación para levantar un proyecto. La dicotomía va más allá del binomio introvertidos versus extrovertidos y se puede extender a otras actividades humanas.

La política, por ejemplo. También hay dos tipos de políticos. Los que solo son felices cuando están en campaña electoral y los que no. Los primeros son dicharacheros, ingeniosos, fotogénicos y dominan el género literario de la promesa, basado en la sugestión. Los segundos, siempre más amodorrados, sienten la pulsión irrefrenable de resolver los mismos problemas sociales que prometen resolver los primeros, pero no tienen tiempo de hacer promesas porque se pasan el día asistiendo a comisiones de trabajo y foros diversos en los que se cuece ese chup-chup denominado gestión.

Cada vez que en el horizonte aparecen unas elecciones la sugestión se come a la gestión y los dos tipos de políticos –el político sugestivo y el político gestor– se funden en uno: el político político.

QOSHE - Dos tipos de políticos - Màrius Serra
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Dos tipos de políticos

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18.03.2024

Aunque parezca aquel chiste de Eugenio de las ovejas, hay dos tipos de escritores: los que contratarían a un doble para que asistiera en su nombre a todos los actos promocionales que la industria editorial organiza para la campaña de Sant Jordi (en marcha desde febrero) y los que contratarían a un negro para que les escribiera los próximos libros que promocionarán, liberándoles la agenda para poder asistir al montón de piscolabis, fiestas y pesebres de........

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