No me lo digas tanto
En pocos minutos escucho la misma frase en tres lenguas. En el bar donde sorbo un cortado, un mensaje de voz perturba el silencio. Los pocos parroquianos levantamos la vista del diario cuando lo oímos, rematado por un “te quiero mucho” estridente. Ya en la calle, pesco a una madre que arrastra a un niño y con la otra mano sostiene el móvil para proclamar con entusiasmo de líder sindical “t’estimo molt”. A tres esquinas dos adolescentes se despiden con........
© La Vanguardia
visit website