En un lugar baratito, en un bareto , un café cuesta entre 1,20 y los 1,50 euros de media que se suele pagar por una taza en cualquier parte. En el aeropuerto o en uno de esos establecimientos pijos que te vienen con selecciones torrefactas y azúcares veganos de colorines puedes pagar de dos a cinco por la amarga cafeína. Pero también queda algún spot secreto donde el café sigue siendo fiel a los precios y tempos de (casi) siempre.

Ya sea con leche (con o sin nata, con o sin lactosa, de avena, de soja, de almendra...), cortado (o manchado, como dicen en Madrid) o un expreso a palo seco, probablemente el café más barato que se sirve en toda Catalunya y puede que en Europa es el del bar Hinojosa. Está en Santa Coloma de Gramenet, en el barrio del Fondo, y cuesta 50 céntimos. Sí, 50 céntimos, que tampoco son una nadería porque, ojo, son las 80 pesetas de antes. Las de cuando un café costaba 50 pesetas, es decir, 0,30 euros y la media del sueldo nacional venía a ser de unas cien mil pesetas (¡seiscientos euros al mes!). Cuando por una tarjeta de bus de diez viajes se pagaban 370 pesetas (2,30 euros), por un menú 300 pesetas (1,80 euros) y por un libro de tapa dura las mil pesetas o los 6 euros con los que hoy como mucho tienes para un desayuno regular. Con el café con leche y una pulguita de jamón, que si es del bueno, ya puedes olvidarte del zumo de naranja.

Si para cada tirada en una cafetera profesional, esto es, para cada taza servida se necesitan 8 gramos, con un kilo de café que cuesta unos 18 euros salen 140 tazas. A 13 céntimos cada una. Hay que sumarle luego 10 céntimos por cada chorrito de leche y 7 por azucarillo. ¡30 céntimos! Eso es lo que cuesta hoy un café.

¿El resto hasta los 1,50 de media o los 0,50 del bar Hinojosa? La luz. El alquiler. El personal. Y la propina obligatoria con que Ayuso puso en pie de guerra a tantos camareros. Poca broma con el café. Desde los 80 céntimos de ese café imaginario de Zapatero en el 2007 hasta el relaxing cup of café con leche de Ana Botella, pasando por el reciente café en Parla de Sánchez con esos dos jóvenes que siguen siendo mileuristas, el café se ha erigido en un lujo de otro tiempo. Lo peor es que una tila vale 2,45. Y mejor no hablemos del aceite.