Los vestuarios de los gimnasios (que afortunadamente también abren por Reyes) invitan a un interesante estudio sociológico. Porque pocas cosas dicen tanto de una persona como su relación con la ducha. Más ahora, estando como estamos chapoteando en esta laguna de exactamente 1109 días sin buena lluvia. Hay quienes –son los más numerosos y hasta ahora se entendían como los normales – se duchan después de hacer ejercicio. Es lógico. Se supone que has sudado y que una ducha (de cinco minutos y poco jabón, como hasta hace poco sugería la OMS y apoyaba en bloque la comunidad científica) recompone cuerpo y ánimo.

Pero también hay una muestra de raritos que van al gimnasio solo a ducharse u otros que prefieren hacerlo antes, ducharse antes de empapar la camiseta. Llevados muchas veces por la idea de que así luego circula mejor la energía y que los beneficios de la práctica, la que sea que hayan hecho, van a acentuarse, se someten previamente al jabón y al chorro terapéutico. Casi siempre en casa. Luego están los que también se duchan en su propio baño, a la vuelta, ya sudados y ejercitados, y un penúltimo y creciente grupo de cuestionables personajes que ¡no se duchan! Ni en el gimnasio ni en su casa. Alegan que demasiada ducha es mala. Que todo fluye con una o menos a la semana. Que el pelo puede pasar hasta un mes sin jabón y brilla más si se salta el cloro del agua. Estos, esos personajes que es mejor no tener demasiado cerca, están de suerte. De moda. Las nuevas normas que vamos a tener que asumir todos a menos que llueva como es necesario son su mejor coartada. Es el no bathing. ¿Falta de higiene? No, ¡salud y ecología! ¡Y plantar cara a la sequía!

En el otro extremo, quienes peor lo pasarán son quienes conforman la última y preocupante muestra de jetas que no entienden que en la ducha del gimnasio solo te duchas. Puede que también silbes o cantes. Pero ahí no te depilas. Ni te tiñes. Ni te cortas las uñas o el flequillo. Ni otras cosas zafias. ¡Ah! y el secador es únicamente para el pelo. El resto se seca solo o con la toalla. Y con la toalla, menos si es la que te han prestado en el gimnasio, no te suenas ni te limpias los zapatos.

QOSHE - La moda de no ducharse - Margarita Puig
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La moda de no ducharse

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06.01.2024

Los vestuarios de los gimnasios (que afortunadamente también abren por Reyes) invitan a un interesante estudio sociológico. Porque pocas cosas dicen tanto de una persona como su relación con la ducha. Más ahora, estando como estamos chapoteando en esta laguna de exactamente 1109 días sin buena lluvia. Hay quienes –son los más numerosos y hasta ahora se entendían como los normales – se duchan después de hacer ejercicio. Es lógico. Se supone que has sudado y que una ducha (de cinco minutos y poco jabón, como hasta hace poco sugería........

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