Desde siempre me han agobiado las cuestiones domésticas. Mi último agobio ha sido encontrar el tiempo para ir hasta unas dependencias municipales y hacer una cola de varias horas en busca de una tarjeta electrónica con la que acceder a los contenedores de basuras automatizados que van a instalarse en esa bonita localidad del Maresme que es Premià de Mar.

Cumplidora como soy con las normas del reciclaje, aunque también me agobian porque en el natural espacio bajo el fregadero no me caben todos los cubos, ahora resulta que para desprenderme de mis desperdicios (los sólidos, porque los etéreos me los quedo) el Ayuntamiento me ha provisto de una tarjeta para abrir el contenedor y depositar mi basura. Me agobia no solo mi propio agobio, sino el de mis vecinos, agobiados también por si pierden la tarjeta y deben esperar agazapados con las bolsas en la mano, hasta que otro vecino abra el contenedor y, zas, le coloques tus desechos, o directamente dejar los restos en el suelo. O ser tú mismo el buen vecino que se presta a ayudar a la anciana señora Pepita, agobiada ella, aún más que tú, ante la nueva normativa municipal, que, como alternativa, ofrece un acceso al contenedor vía aplicación móvil, lo que la hace sentir que a ella también la tratan como restos no reciclables.

Y más agobios: los nuevos contenedores, que deben de ser muy caros por la alta tecnología que incorporan, también son muy pequeños, de modo que si llegas y están llenos, como tu tarjeta solo abre el previamente asignado y no el de la otra manzana, tu basura tendrá que volver, resignada, a casa.

Eso sin tener en cuenta que los antiguamente llamados monederos, o billeteros, cada vez abultan más debido a todas las tarjetas que debes llevar encima para no ser un paria: las de crédito, la del CAP, las de socio del supermercado, del gimnasio, de la gasolinera, de las líneas aéreas, de Renfe, la de los grandes almacenes, el centro cívico; además del DNI, el carnet de conducir, el de prensa, etcétera, etcétera, que acreditan que estoy fichada y hasta monitorizada. Solo me faltaba ahora la tarjeta de acceso al contenedor para que controlen también de cuánta basura me desprendo.

QOSHE - Agobios domésticos - Mariángel Alcázar
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Agobios domésticos

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11.02.2024

Desde siempre me han agobiado las cuestiones domésticas. Mi último agobio ha sido encontrar el tiempo para ir hasta unas dependencias municipales y hacer una cola de varias horas en busca de una tarjeta electrónica con la que acceder a los contenedores de basuras automatizados que van a instalarse en esa bonita localidad del Maresme que es Premià de Mar.

Cumplidora como soy con las normas del reciclaje, aunque también me agobian porque en el natural espacio bajo el fregadero no me caben todos los cubos, ahora resulta que para........

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