En La crisis de la narración (Herder), Byung-Chul Han invita a recuperar la costumbre de narrar historias, frente a un desencanto digital que sucede, advierte, cuando la realidad se disuelve en un aluvión de datos. “Las narraciones –sostiene– son generadoras de comunidad. El storytelling, por el contrario, solo crea communities. La community es la comunidad en forma de mercancía. Consta de consumidores. Ningún storytelling podrá volver a encender un fuego de campamento, en torno al cual se congreguen personas para contarse historias”. La fragmentación del día en una sucesión de pantallazos es una tendencia que dinamita la capacidad de concentración y los métodos clásicos de aprendizaje. Hasta que empezó la revolución tecnológica, las bibliotecas escolares eran el disco duro de los centros educativos. Allí se aprendía el valor de la narración, en el sentido que le da el filósofo.

Pero, poco a poco, los PC fueron ocupando las mesas de lectura y se desatendió la función de adquirir y promover los fondos editoriales. Fue cuando algunos gestores empezaron a propagar la idea de que las bibliotecas debían relegar los libros para reconvertirse en espacios de conexión tecnológica y de aprendizaje de nuevos formatos. Aún no sabían que el papel iba a ganar la guerra al e-book y que la proliferación de noticias falsas acabaría por resituar al libro como garantía de fiabilidad. Parece que ahora entramos en una nueva etapa. La sospecha de que la falta de hábito lector puede ser una de las causas del deterioro del nivel educativo –ahí está el vergonzoso PISA catalán– aconseja cambiar el paso. Por ejemplo, el ambicioso Pla Nacional del Llibre i la Lectura que ha impulsado la conselleria de Cultura sitúa la revitalización de las bibliotecas escolares entre sus prioridades. El plan está aprobado y dotado y ha generado expectación en el sector editorial. Solo falta desarrollarlo y esperar a que haya un acuerdo presupuestario en Catalunya para que este y otros proyectos fundamentales no se queden en el limbo.

Una joven elige un libro para leer

No es una contrarrevolución. Hoy se reanuda el curso escolar tras el parón navideño. Seria interesante contar en las aulas que lo revolucionario, ahora y siempre, es sumergirse en las historias que cuentan los libros. Como apunta Byung-Chul Han, “toda acción transformadora se basa en una narración”.

QOSHE - Lo revolucionario es leer - Miquel Molina
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Lo revolucionario es leer

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08.01.2024

En La crisis de la narración (Herder), Byung-Chul Han invita a recuperar la costumbre de narrar historias, frente a un desencanto digital que sucede, advierte, cuando la realidad se disuelve en un aluvión de datos. “Las narraciones –sostiene– son generadoras de comunidad. El storytelling, por el contrario, solo crea communities. La community es la comunidad en forma de mercancía. Consta de consumidores. Ningún storytelling podrá volver a encender un fuego de campamento, en torno al cual se congreguen personas para contarse historias”. La fragmentación del día........

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