Las manifestaciones culturales pueden resultar instrumentos eficaces cuando se trata de cambiar la percepción de la gente sobre determinadas lacras sociales. En el ámbito de la violencia machista hay que recordar el impacto que tuvo en el 2003 el estreno de la película Te doy mis ojos , de Icíar Bollaín, una recreación del fracaso emocional que está en el origen de las agresiones en el seno de la pareja. La cinta tuvo una considerable repercusión, un año antes de que se aprobara la vigente ley contra la Violencia de Género.

Con un planteamiento muy distinto, la cineasta coreanocanadiense Celine Song tiene en cartelera Vidas pasadas , una película que es toda una lección sobre los límites de la pasión amorosa. En el filme se narra la relación amorosa discontinua y azarosa de una pareja de coreanos que desarrollan una intensa complicidad desde su época de escolares. En particular, es destacable una secuencia en la que se describe el encuentro entre los dos protagonistas y la posible pareja de uno de ellos. Lo que en manos de guionistas más convencionales hubiera sido una escena de celos y drama es en Vidas pasadas un prodigio de elegante contención, un ejemplo de cómo se pueden encauzar la contrariedad y la pérdida desde el respeto a la persona amada y a la propia dignidad. Lo que entra en juego no es tanto la resignación como la aceptación civilizada de un desenlace que no es el que hubiéramos deseado, como ocurre en tantas otras circunstancias de la vida. En los silencios, y en la capacidad de reírse de la propia desgracia, está la alternativa a la invocación del inexistente derecho adquirido sobre la vida de la pareja o expareja.

En Cultura se plantea hoy el debate sobre el género del true crime y los clichés sexistas que arrastra consigo el abordaje informativo de los sucesos con mujeres como víctimas. El artículo constata una realidad preocupante, pero al mismo tiempo señala que hay una evolución a mejor en la transmisión de mensajes que pueden cambiar conductas futuras. En cualquier caso, no puede obviarse que lo que al final determina el grado de influencia de las manifestaciones culturales es la calidad de su factura. Por ello sería deseable que filmes espléndidos como Vidas pasadas se erigieran en referentes para una saludable educación sentimental.

QOSHE - Los límites de la pasión - Miquel Molina
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Los límites de la pasión

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25.03.2024

Las manifestaciones culturales pueden resultar instrumentos eficaces cuando se trata de cambiar la percepción de la gente sobre determinadas lacras sociales. En el ámbito de la violencia machista hay que recordar el impacto que tuvo en el 2003 el estreno de la película Te doy mis ojos , de Icíar Bollaín, una recreación del fracaso emocional que está en el origen de las agresiones en el seno de la pareja. La cinta tuvo una considerable repercusión, un año antes de que se aprobara la vigente ley contra la Violencia de Género.

Con un planteamiento muy distinto, la........

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