Cuando el gato duerme, los ratones bailan. En geopolítica, cuando la superpotencia se despista, los dictadores se multiplican. A los EE.UU. de Joe Biden se les amontonan los conflictos internacionales en pleno año electoral, e incapaces de dar respuesta a tantos frentes al mismo tiempo, multiplican una gestualidad estéril. La consecuencia es una proliferación de populismos y dictadorzuelos que, desde África hasta Centro y Sudamérica y Asia, van socavando la democracia y las libertades. No es casual la expansión de la extrema derecha, los golpes de Estado militares en África y políticos en América Latina o el descaro del fascismo en Europa. Sin duda, las victorias primarias de Donald Trump en Iowa y Nuevo Hampshire son un aldabonazo de lo que nos espera si el corrupto magnate vuelve a la Casa Blanca, una posibilidad nada remota ante la falta de energía de su avejentado adversario para gestionar el timón del planeta.

En Oriente Medio la guerra entre Israel y Hamas ha abierto la caja de Pandora de viejos y nuevos conflictos que abarcan Armenia, Azerbaiyán, Pakistán, Irán, Yemen, Líbano, Gaza, Cisjordania, Israel, Irak, Siria y la región del Kurdistán. Un polvorín intercomunicado que ha puesto en jaque la economía mundial al bloquear el paso de mercantes por el mar Rojo.

Mientras Corea del Norte rompe con su política de unidad con el Sur y enseña unos dientes nucleares pavorosos, Rusia avanza con impunidad en Ucrania. En el Sahel, sargentos chusqueros compiten en Mali, Burkina Faso o Níger en una guerra fría del siglo XXI, expulsando las tropas occidentales y abrazando a los mercenarios a sueldo de Moscú. Latinoamérica se balancea entre el comunismo rancio de Venezuela, Cuba y Nicaragua y el populismo de Milei en Argentina o Bukele en El Salvador.

Este panorama desolador coincide con la lucha a brazo partido de las potencias que se disputan el primer puesto del podio, EE.UU. y China. Los achaques económicos del doble sistema chino han abierto una disputa que parecía decantada a su favor. Pero la batalla será larga y el deterioro de los valores democráticos y la pérdida de fe de los ciudadanos occidentales en sus dirigentes augura lo peor. ¿Y Europa? Como siempre, ni está ni se la espera.

QOSHE - El gato duerme y el mundo baila - Ramon Rovira
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El gato duerme y el mundo baila

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04.02.2024

Cuando el gato duerme, los ratones bailan. En geopolítica, cuando la superpotencia se despista, los dictadores se multiplican. A los EE.UU. de Joe Biden se les amontonan los conflictos internacionales en pleno año electoral, e incapaces de dar respuesta a tantos frentes al mismo tiempo, multiplican una gestualidad estéril. La consecuencia es una proliferación de populismos y dictadorzuelos que, desde África hasta Centro y Sudamérica y Asia, van socavando la democracia y las libertades. No es casual la expansión de la extrema derecha, los golpes de Estado........

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