La Unión Europea es un club ­raro. Entre sus veintisiete miembros los hay de todo pelaje. Socialistas, ultraderechistas, liberales, conservadores e incluso algún híbrido de encaje complejo. Lo que no es tan habitual es aceptar socios que tienen como objetivo cargarse la institución.

Desde la ampliación a los países del Este, este perfil autodestructivo ha anidado en el núcleo duro comunitario, favorecido por el ingenuo sistema de toma de ­decisiones que exige la unanimidad de los componentes para aprobar las resolu­ciones. Hasta el vuelco electoral reciente, Polonia, gobernada por los ultraconservadores de Ley y Justicia, vendía su imprescindible voto a cambio del silencio de Bruselas a sus tropelías jurídicas internas.

Otro alumno aventajado es el húngaro Viktor Orbán, quien desde hace una década hurga en el talón de Aquiles comunitario para mejorar su popularidad a base de denigrar a dirigentes europeos como Jean-Claude Juncker o Ursula von der Leyen, presentándolos como marionetas a sueldo de su enemigo, el millonario húngaro George Soros.

Tampoco desaprovecha cualquier oportunidad para hacer caja. Así, su veto al paquete de 50.000 millones de euros de ayuda comunitaria a Ucrania es la enésima muestra de desvergüenza del orondo populista. porque favorece los planes militares de Rusia en un momento clave de la guerra. Pero también porque es un chantaje a la UE, que se niega a darle 20.000 millones de ayudas mientras manipule la justicia y desmantele los derechos fundamentales en su país. La alternativa es pulsar el botón nuclear, aplicar el artículo 7, que prevé la suspensión del derecho de voto a un país miembro y por tanto dejar sin efecto la extorsión. Pero Orbán sabe que cuando debe tomar decisiones radicales, a Europa le tiemblan las piernas y ante una crisis de consecuencias imprevisibles, siempre opta por el pactismo claudicante.

Por todo ello, la renovación del sistema de toma de decisiones pasando de la unanimidad actual a uno de mayorías es cada vez más apremiante para agilizar los acuerdos, pero también para que caraduras como Orbán no puedan extorsionar al resto de los socios del club.

QOSHE - Orbán o cómo chantajear Europa - Ramon Rovira
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Orbán o cómo chantajear Europa

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24.12.2023

La Unión Europea es un club ­raro. Entre sus veintisiete miembros los hay de todo pelaje. Socialistas, ultraderechistas, liberales, conservadores e incluso algún híbrido de encaje complejo. Lo que no es tan habitual es aceptar socios que tienen como objetivo cargarse la institución.

Desde la ampliación a los países del Este, este perfil autodestructivo ha anidado en el núcleo duro comunitario, favorecido por el ingenuo sistema de toma de ­decisiones que exige la unanimidad de los componentes para aprobar las resolu­ciones.........

© La Vanguardia


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