Nadie sabe si estamos al borde de una tercera guerra mundial o de un conflicto entre Rusia y Europa porque ni los profetas del apocalipsis ni los analistas ni los políticos tienen todas las claves para descifrar el enigma.

Por tanto, barajamos indicios, gestos, declaraciones y percepciones para obtener certezas imposibles. Pero en el enredo hay hechos incontestables. La agresión rusa contra Ucrania ha elevado la temperatura bélica a niveles de la guerra fría. Putin­ es un sátrapa empeñado en revivir la gran Rusia zarista y cuenta con los peores déspotas a su favor. China, Corea del Norte, Irán o Bielorrusia le hacen ojitos porque una victoria del autócrata del Kremlin sería una derrota de la democracia, que aborrecen.

Frente a este bloque de las dictaduras se dibuja un Occidente envejecido, tambaleante, dividido y gandul, que despierta de un sueño de décadas desnudo y desarmado. Mientras la sombra de Trump amenaza, EE.UU. mira al Pacífico y está harto del quejica europeo que se lo gasta todo en pensiones y racanea en defensa. Francia posee el único arsenal nuclear de la Unión Europea, solo diez de los 27 miembros del club tienen el servicio militar obligatorio y faltan 56.000 millones de euros para cubrir el presupuesto de defensa.

En estas condiciones implicar a la OTAN en una operación terrestre en Ucrania para dar un escarmiento a Rusia es poco aconsejable. Pero la historia explica que, con los matones, el apaciguamiento tampoco funciona porque convencer al inconvencible solo conduce a la melancolía. La alternativa es la disuasión, asumir el peligro y apostar fuerte para desterrar cualquier tentación de la mente del agresor. Cerrar el balneario y remozar los búnkers, revisar el gasto social y potenciar el de defensa, abandonar la siesta y movilizar los reservistas, repensar el ejército profesional y la vuelta a la mili. En ­definitiva, aceptar que el riesgo de un ataque militar, cibernético... es una variable plausible.

Los vecinos del norte cercanos a Rusia algo han olido porque han pasado de la cómoda neutralidad a cobijarse bajo las faldas del Pacto Atlántico. Es lo que tiene el futuro, nadie sabe lo que va a pasar.

QOSHE - Palabras y tambores de guerra - Ramon Rovira
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Palabras y tambores de guerra

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31.03.2024

Nadie sabe si estamos al borde de una tercera guerra mundial o de un conflicto entre Rusia y Europa porque ni los profetas del apocalipsis ni los analistas ni los políticos tienen todas las claves para descifrar el enigma.

Por tanto, barajamos indicios, gestos, declaraciones y percepciones para obtener certezas imposibles. Pero en el enredo hay hechos incontestables. La agresión rusa contra Ucrania ha elevado la temperatura bélica a niveles de la guerra fría. Putin­ es un sátrapa empeñado en revivir la gran Rusia zarista y cuenta........

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