Ver aglomeraciones en las salas de cine es casi ya un recuerdo de infancia. El pasado viernes, me sentí niño otra vez al ver la larguísima cola que sobrepasaba la manzana en que se encuentra la sala Phenomena. Un heterogéneo grupo de personas –entre los que se reconocía a algunos arquitectos y urbanistas–, sobre todo muchos jóvenes, no se querían perder la proyección del documental Architecton y el posterior coloquio con su director, el ruso Viktor Kossakovsky, en el marco del festival Docs Barcelona.

Un fotograma de 'Architecton'

Tras la película (bueno, de hecho, un crítico que la vio en la pasada Berlinale salió diciendo: “No estoy seguro de que esto sea una película”), se produjo una intensa y animada charla con el cineasta, en inglés sin traducción –lo que dice mucho a favor de esta ciudad y, ahora que les atacan, de sus benditos expats–. Architecton es una sucesión de bellísimas imágenes acompañadas de música y sonido natural (no esperen estructura ni argumento) en que asistimos, sin ningún comentario, a ruinas modernas y antiguas, los edificios destruidos en la guerra de Ucrania, en el terremoto de Turquía de 2023, los monumentos de civilizaciones milenarias, también barrios masificados actuales o materiales de la naturaleza, canteras de piedra, fuego, arena...

De vez en cuando, vemos en el jardín de su casa al barbado arquitecto Michele De Lucchi, al que, en una breve conversación, Kossakovsky le realiza la pregunta clave: “Si sabemos construir edificios bonitos, ¿por qué los hacemos feos y aburridos?”. Ahí De Lucchi se rompe y, balanceando la cabeza, confiesa su culpa: “Me avergüenzo de un rascacielos que estoy construyendo en Milán, no aporta nada, es solo un cubo de hormigón, de hecho he pedido que no figuremos como impulsores”.

El cineasta, ataviado con unas gafas de sol que lo distinguen en una sala de cine en penumbra, responde a las preguntas: “Hay edificios de hormigón que solo duran 40 años, parecen baratos, pero resultan carísimos. Hay edificaciones milenarias que aún están ahí, bien construidas. ¿Cuánto tiempo llevan ustedes construyendo la Sagrada Familia? ¿140 años? Creo que ese es el camino: construir bien, construir bello. ¿Cómo sería Barcelona sin Gaudí ni esos arquitectos modernistas? Piensen eso y piensen qué estamos dejando al futuro”.

El azar ha querido que el Docs Barcelona coincida con la campaña electoral catalana. Kossakovsky, tras una década estudiando la realidad inmobiliaria mundial, advierte: “Detrás de cada político hay un constructor. O, al menos, todos los constructores buscan sus políticos, para que influyan a su favor. En las democracias, sucede menos, pero también. En los sistemas autoritarios, como Rusia, ya es al 100%, sin disimulos”. Esa observación debería ser motivo suficiente para que hoy nos sacudamos la pereza.

QOSHE - Hormigón en la cara - Xavi Ayén
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Hormigón en la cara

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12.05.2024

Ver aglomeraciones en las salas de cine es casi ya un recuerdo de infancia. El pasado viernes, me sentí niño otra vez al ver la larguísima cola que sobrepasaba la manzana en que se encuentra la sala Phenomena. Un heterogéneo grupo de personas –entre los que se reconocía a algunos arquitectos y urbanistas–, sobre todo muchos jóvenes, no se querían perder la proyección del documental Architecton y el posterior coloquio con su director, el ruso Viktor Kossakovsky, en el marco del festival Docs Barcelona.

Un fotograma de 'Architecton'

Tras la película (bueno, de hecho, un crítico que la vio en la pasada Berlinale salió diciendo: “No estoy seguro de que esto sea una película”), se produjo........

© La Vanguardia


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