Luces intermitentes en los grandes almacenes, la parafernalia de los brillantes escaparates reclamando nuestra presencia. Todo armoniosamente preparado para provocar el consumo. El repetitivo sonido de los villancicos producen sentimientos. Primero de alegría y después de melancolía y tristeza, añoranza y esperanza para un nuevo año.

Entre la multitud, que entra y sale de las tiendas, vemos familias cualificadas, distraídas y risueñas. Pero también observamos personas desteñidas, sin rumbo aparente, sentadas en cualquier lugar, como fuera de contexto, se las ve, pero no se les mira, saludan sin levantar la vista. Son los indigentes. A las afueras, lejos de las ciudades, se alza un campo de refugiados procedentes de países en guerra y de hambre, instalados en tiendas preparadas por el voluntariado.

Nueve mediocres focos alumbran el espacio encharcado para sus más de tres mil personas, (porque siguen siendo personas). Mediante hogueras y algunas mantas facilitadas por ONG, alivian el intenso frío.

Y quince puntos de agua, a lo largo de todo el campo. Para su aseo personal. De pronto, y de no se sabe donde, aparece una estrella de brillante cola, provocando un gran apagón, toda la ciudad enmudece, los ciudadanos quedan inmóviles, el silencio se hace notable acompañado de una atronadora nube seca relampagueante. Solo los habitantes del campo, los desheredados, se percatan de tal situación y reaccionan. Todos se dirigen al mismo punto de encuentro, primero con miedo y temor, luego aceleran su caminar al observar de lejos, una humilde familia con algunos animales. Se miran unos a otros y se abrazan llevados por un entusiasmo nunca vivido.

¡Desde la bóveda celeste, truena una potente voz! ¡Paz en la tierra a los hombres de buena voluntad!! No temáis, nadie podrá haceros más daño. ¡Alguien acaba de nacer, es un hombre misericordioso, salid a su encuentro, su lugar no tiene pérdida si le buscáis con amor, esperanza y perdón para los que os agraviaron!

Mientras, el resto de familias acomodadas, siguen su tramoyante deambular por los pasillos del centro comercial, comprando y celebrando su particular fiesta navideña. Porque en verdad no es un día cualquiera, es Navidad.

Murcia, 24 de diciembre de 2023.— Salto del Grillo

QOSHE - Ilusión y esperanza en Navidad - José Hernández
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Ilusión y esperanza en Navidad

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20.12.2023

Luces intermitentes en los grandes almacenes, la parafernalia de los brillantes escaparates reclamando nuestra presencia. Todo armoniosamente preparado para provocar el consumo. El repetitivo sonido de los villancicos producen sentimientos. Primero de alegría y después de melancolía y tristeza, añoranza y esperanza para un nuevo año.

Entre la multitud, que entra y sale de las tiendas, vemos familias cualificadas, distraídas y risueñas. Pero también observamos personas desteñidas, sin rumbo aparente, sentadas en cualquier lugar, como fuera de contexto, se........

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