Pasen, lean y vean. La serie El encargado es la evolución de la 13, Rúe del Percebe. Es el eslabón argentino del entrañable edificio del cómic español. Es una serie a recomendar, aunque tiene dos temporadas y ya preparan la tercera. Cuando algo funciona hay que hacer caja. Es la historia de un edificio en una zona próspera de Buenos Aires. Cuenta las relaciones de los vecinos con Eliseo Basurto, el encargado que da título a la serie. La tienen en Disney Plus. Y, si se ponen a ello, no podrán dejar el mando. O, mejor dicho, el mando lo habrá tomado la serie. Verán un capítulo tras otro hasta acabar las dos temporadas y tener que ducharse ya para ir sin dormir al trabajo y con unas ojeras por los pies. Es el mundo de las plataformas en el que vivimos. Las cosas han llegado así de lejos. Estamos enganchados.

Además, hay cientos de miles de series de televisión. Es casi imposible elegir una de ellas. Hay tantas series de televisión como móviles. Todo el mundo tiene sus trescientas series favoritas. Es el paso de las Termópilas televisivo. Quedarse con una en este catálogo imposible que no deja de aumentar es una misión imposible. Encima, una serie no es una película. Son horas y horas. ¿A qué le dedico tanto tiempo de mi vida? No es fácil. A veces nos abonamos a los thrillers nórdicos y todo lo que viene de Noruega, Suecia o Dinamarca nos pone. A veces buscamos las comedias y elegimos las risas fáciles.

En los ascensores ya no se habla del tiempo. Solo se habla de las series. El cine es un aperitivo, por muchos Óscar que den, al lado del universo de las series. Series que son como las cerezas, si triunfan, una temporada va detrás de otra y otra y otra. Hasta alcanzar récords como el de Cuéntame en España. ¿Cuántas horas hemos perdido, o ganado, viendo series de las que nos hablaron? Empezamos por pereza, por la lluvia en la ventana, y ya no cerramos los ojos. Las series nos han colonizado. No vivimos con los que vivimos. Vemos series con ellos, o sin ellos, que no es lo mismo. Convivimos con las series, no con los seres humanos.

Pero, como yo también he caído en esta corriente imparable, vuelvo al principio y les invito, en el hueco que tengan en estas fiestas, a ponerse hasta las cejas con El encargado, esa serie argentina a la que le ha prestado cara y carisma Guillermo Francella, ese genial artista que es mucho más que un intérprete. Francella es dios en su país. Lógico. Sí, es el que sale en El secreto de sus ojos o en El Clan. El de Un argentino en Nueva York. El sujeto del bigote. En El encargado interpreta al tipo más vil sin perder la sonrisa. A un ser hueco que vende lo contrario. A un malo al que apreciamos capítulo a capítulo. A un tipo sin escrúpulos, pero que resulta un genio. Está como una cabra, pero vivimos en un tiempo donde las cabras a veces ganan elecciones. Eliseo Basurto, el portero del edificio, no tiene deseos. Solo objetivos. Es el único spoiler que les hago. Eliseo está fatal, pero ¿quién está bien, bien? Qué gran emblema la cuarta pared de nuestros tiempos en serie.