Una de las primeras elecciones de este año en el que la mitad de la población mundial pasará por las urnas serán las que habrá el domingo 18 de febrero en la comunidad gallega. Sondaxe ha dado a conocer sus datos sobre ese proceso electoral. Es innegable que Galicia está de moda. Son muchos los ámbitos en los que esta autonomía es líder y compite con los mejores (el sector textil, el sector automovilístico...). En un mundo globalizado como el que vivimos todo está interconectado. Incluso en la política, dos de los tres líderes más destacados de la escena nacional son gallegos: la vicepresidenta del Gobierno, Yolanda Díaz, y el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijoo. Algo haremos bien cuando se dan unas circunstancias como estas.

Es muy necesario que nos demos cuenta de una vez por todas que Galicia no es una autarquía. Galicia no tiene nada que ver con la autarquía de la época de la España franquista que tanto perjudicó a los españoles. Estamos en España, en Europa y en el mundo. No somos autosuficientes. No todo se juega en la Xunta. Aunque la administración autonómica es muy relevante, la clave para seguir la senda de mejoría del presente de los gallegos tiene también mucho que ver con lo que se decida en el Gobierno central o en la Unión Europea. Es sencillo: ¿quién puede eliminar el peaje de la AP-9? ¿Quién puede tomar decisiones imprescindibles para la reindustrialización de nuestra tierra? ¿Quiénes son los sujetos necesarios para dar el salto y convertirnos en líderes del sector de las renovables? ¿Quién tiene que apoyar y respaldar el giro judicial en el eólico?

La Xunta tendrá mucho que decir, como siempre, pero todas estas cuestiones tienen otros actores como el presidente del Gobierno. Pedro Sánchez quiere venir a Galicia en las elecciones a clavarle de forma figurada el puñal a Alberto Núñez Feijoo, en un deseo de ganarle en su tierra. Es lógico en el juego de una campaña. Pero Pedro Sánchez, cuando venga a Galicia, que traiga las soluciones que le demandan los gallegos. Sánchez, que pise bien primero las rías gallegas, para tener el conocimiento necesario que le permita discernir de una vez que el litoral gallego no tiene nada que ver con la costa andaluza.

En Galicia queremos emprender en equipo, sin discursos catastrofistas. Que vengan aquí a hablar en positivo. No deseamos más tragedias sobre una Galicia en negro y una comunidad en negativo que no existe. Sabemos que Galicia no seguirá creciendo en solitario. No somos una isla. Tenemos un montón de virtudes, pero las queremos seguir exportando todas. Como exportamos políticos. De la misma forma, deseamos seguir acogiendo. Han llegado más inmigrantes que nunca. Muchos proceden de Latinoamérica, tierras con las que el choque cultural y la capacidad de adaptación apenas existe, países que antes les ofrecieron un presente a nuestros abuelos y padres.

Disfrutemos de todas nuestras cualidades como pueblo singular, pero no caigamos en el rondo catalán o en la cápsula madrileña. Vendamos ideas, no solo orgullo. Galicia pasa por la Xunta, pero también por el Gobierno central y por la Unión Europea.