En España tenemos una amplia experiencia en seleccionadores nacionales. En cada español hay un experto entrenador de fútbol. La división en dos bloques de once millones de votos cada uno ha hecho que ahora el país se haya saturado de cuñados que lo saben todo sobre lo que está pasando. Las conversaciones tensas sobre política están amargando las relaciones familiares, de amigos y vecinales, como antes solo pasaba en Cataluña, Madrid o el País Vasco, territorios inflamables desde siempre.

La facilidad de Pedro Sánchez para cambiar de opinión y los acuerdos a los que ha llegado, mucho más lejos de lo que se pensaba, proponen a los españoles una legislatura explosiva. Ahora, igual que en el fútbol, cada español es un presidente del Gobierno, con todo el derecho a expresar su opinión, a manifestarse de manera pacífica y a defender su voto.

Hoy, el PP convoca a salir a la calle para poner un muro ante una amnistía que terminará en los tribunales europeos. Sánchez contesta en su línea agitando el fantasma de Vox para decirle a los populares que no abracen el oso de la extrema derecha. La política se gana desde la pasión. El PSOE quiere vender el acuerdo retorciendo las palabras como un pacto transversal. Una legislatura que está amparada desde Canarias, por Coalición Canaria, a Galicia, por el BNG, en lo territorial. Y que aúna en lo político la extrema izquierda frentista vasca de Bildu y la presunta derecha catalana de Junts. Es otra mentira épica.

Las cesiones que figuran en los folios del pacto con Junts y el PNV, por ejemplo, son terroríficas y tienen enfrente a asociaciones profesionales de lo más cualificado y diverso. Generarán de hecho, si se llevan a cabo, una segunda transición. Es un cambio de piel de España en el que la Constitución se convierte en papel mojado y la figura del rey como árbitro reconocido por todos queda en entredicho. Las regalías de los impuestos y de las competencias provocarán el fin de la España consagrada por la Carta Magna de las autonomías. Vamos a una España federal. ¿Vendrá después una república? Lo increíble es que, diga lo que diga Sánchez, toda esta derivada no se votó el 23J. Es solo la necesidad de los votos lo que le ha llevado de facto a activar esta peligrosa segunda transición, finiquitada la primera. Una segunda transición de la que no conocemos ni hemos elegido el marco. Es esta propuesta límite del PSOE, Sumar y los secesionistas la que ha metido la política en las casas. No vale ponerse de perfil. Duelen esos conocidos abstencionistas que braman ante la entrega de España a vascos y catalanes y que, al tiempo, dicen que ellos no votan, que no sirve de nada. No es país para abstenerse.

Sánchez tiene ante sí un triple salto mortal, algo que nos podía haber evitado con simplemente convocar elecciones sabiendo ahora los votantes lo que en realidad estábamos eligiendo. ¿Cuántos de Algeciras a Fisterra quieren tener a Puigdemont fugado en el maletero de un coche al mando? Sentimos envidia de Portugal, donde el sabio Rebelo ha optado por lo más sano en política: que hablen las urnas con las cartas sobre la mesa.

QOSHE - La segunda transición - César Casal
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La segunda transición

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12.11.2023

En España tenemos una amplia experiencia en seleccionadores nacionales. En cada español hay un experto entrenador de fútbol. La división en dos bloques de once millones de votos cada uno ha hecho que ahora el país se haya saturado de cuñados que lo saben todo sobre lo que está pasando. Las conversaciones tensas sobre política están amargando las relaciones familiares, de amigos y vecinales, como antes solo pasaba en Cataluña, Madrid o el País Vasco, territorios inflamables desde siempre.

La facilidad de Pedro Sánchez para cambiar de opinión y los acuerdos a los que ha llegado, mucho más lejos de lo que se pensaba, proponen a los españoles una legislatura explosiva. Ahora, igual que en el fútbol, cada español es un presidente del Gobierno, con todo el derecho........

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