El excelente resultado obtenido por el BNG en las elecciones gallegas, en donde ha pasado de 19 a 25 diputados, viene a confirmar la tesis de que los partidos con los que Pedro Sánchez teje alianzas en Madrid crecen en sus respectivos territorios a costa de dejar al PSOE en los huesos. En Galicia, el PSOE ha pasado de tener 14 escaños a quedarse en 9, el peor resultado de su historia. Las concesiones de Sánchez al BNG en Madrid hacen que este se dispare en Galicia a costa del PSOE.

El fenómeno se repite en el País Vasco. El blanqueamiento y la normalización política que Sánchez ha otorgado a un partido como EH Bildu, heredero de ETA, y con el que el PSOE mantiene una alianza en Madrid, ha hecho que el partido de Arnaldo Otegi crezca en sus expectativas electorales hasta el punto de que algunas encuestas lo sitúan ya como la primera fuerza de cara a las elecciones vascas que se celebrarán en breve. Ese crecimiento se hace también a costa del PSOE, que mantiene un pacto para gobernar en Vitoria con el Partido Nacionalista Vasco como socio minoritario de los nacionalistas. En las próximas elecciones vascas es probable que el PSOE de Sánchez tenga que elegir a qué partido otorga su apoyo. A EH Bildu, para constituir un Gobierno de izquierdas, o seguir manteniendo su pacto con el PNV.

En Cataluña, donde el independentismo está divido en tres fuerzas políticas, se repite el fenómeno de que la alianza del PSOE con ERC en Madrid hace que el partido de Oriol Junqueras mejore sus resultados hasta conseguir el Gobierno de la Generalitat. El PSOE ganó allí las elecciones, pero Salvador Illa ni siquiera pudo optar a la investidura. Ahora que ha roto con Junts, el PSC piensa sostener con sus votos a ERC para que mantenga el Gobierno de Cataluña en minoría. El Partido Socialista de Cataluña aparece así como un partido subsidiario del independentismo con el que Sánchez pacta en Madrid.

Incluso en la Comunidad Valenciana, el PSOE ha conseguido que un partido como Compromís, que era una fuerza con un respaldo mínimo, mejorara sus resultados tras el pacto de investidura de Sánchez con el partido que fue de Mónica Oltra, hasta el punto de que llegó a formar parte del Gobierno de coalición formado por el PSOE con todas las fuerzas de izquierda en ese territorio. En las últimas elecciones es el PP el que se ha hecho con el Gobierno a costa del desgaste de del PSOE en la Comunidad Valenciana.

Lo que vienen a confirmar estos fenómenos es que a Pedro Sánchez solo le interesa gobernar España, aunque sea a costa de dejar que su partido sea un apéndice de sus socios en sus respectivos territorios.

El PSOE es ahora un partido desdibujado e irreconocible con respecto a lo que vino siendo desde la Transición. Un partido que ha sido eje vertebrador de España en todos los territorios aparece como una fuerza entregada a partidos independentistas o nacionalistas.

Lo que es evidente es que Pedro Sánchez es capaz de dejar que la marca del PSOE se desgaste en las comunidades autónomas con tal de mantener el Gobierno en Madrid.