Robert Sapolsky, profesor de neurología y biología en la Universidad de Stanford, escribió hace años un libro titulado ¿Por qué las cebras no tienen úlcera? La obra viene a ser una guía sobre el estrés y explica de manera didáctica los mecanismos fisiológicos que se desencadenan en la cebra cuando detecta la presencia de un león. Cambios neuroendocrinos tremendos y bruscos encaminados a prepararla para el enorme esfuerzo que va a suponer escapar del depredador. Esos cambios son los mismos que tenemos los humanos frente a una situación que entendemos de peligro, pero con la diferencia de que nosotros los encendemos en situaciones que nada tienen que ver con la difícil supervivencia en la sabana.

Los animales viven en un presente continuo y responden siempre a una amenaza real en el aquí y ahora. Al gato que dormita en el sillón no le perturba el sueño pensar que pueda aparecer el perro, solo si aparece de verdad encenderá la catarata neurohormonal del estrés y se preparará, en segundos, para atacar, huir o quedar paralizado. El gato tampoco sufre pensando qué habrá sido de sus gatitos, ni el tiempo que hace que no ve a su madre, nosotros sí.

En nosotros se activa la misma respuesta de estrés que a la cebra de la sabana si pensamos en el examen de mañana, en el último desamor o en qué vamos a hacer de comer. Situaciones cotidianas que al estresarnos de forma continua nos enferman física y psíquicamente, nos salen úlceras en el estómago y nos paralizan en un estado depresivo. A las cebras no.

A las cebras, el estrés las salva la vida y a nosotros nos la complica.

El mismo Sapolsky explica por qué las rayas de las cebras, a pesar de lo llamativas, son un excelente camuflaje frente a los leones, que sí que se camuflan con la tierra. Cuando un león acecha a una manada de cebras lo único que ve es una turbadora marea de rayas, no puede fijarse en un individuo, salvo en las crías o los enfermos que quedan rezagados.

Los biólogos hicieron el siguiente experimento: pintaron una mancha roja en una de las cebras para estudiar su comportamiento y ¿saben lo que ocurrió? que fue la primera que se comieron los leones. Los leones no pueden cazar una mancha de cebras, necesitan identificar a una de ellas, una que destaque de las demás.

La misma clave que hace que toda esta legión de individuos humanos empeñados en exhibirse e identificarse en las redes sociales y reality shows sean los primeros que devoran los leones que acechan tras las pantallas.

¡Vive oculto! (Sócrates).

QOSHE - Como cebras - Luis Ferrer I Balsebre
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Como cebras

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26.02.2024

Robert Sapolsky, profesor de neurología y biología en la Universidad de Stanford, escribió hace años un libro titulado ¿Por qué las cebras no tienen úlcera? La obra viene a ser una guía sobre el estrés y explica de manera didáctica los mecanismos fisiológicos que se desencadenan en la cebra cuando detecta la presencia de un león. Cambios neuroendocrinos tremendos y bruscos encaminados a prepararla para el enorme esfuerzo que va a suponer escapar del depredador. Esos cambios son los mismos que tenemos los humanos frente a una situación que entendemos de peligro, pero con la diferencia de que nosotros los encendemos en........

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