Esta semana de Halloween, donde trucos y tratos han campado por la oscuridad mientras la princesa Leonor juraba la Constitución. Un tren de despropósitos, contradicciones, chantajes, engaños y tropelías han dejado desconcertado al ciudadano libre pensador de a pie. Muy al contrario que los afiliados y militantes que parecen acatar las contradicciones como dogmas de fe.

La fe es un don divino que se tiene o no se tiene y solo quien goza de ella puede aplaudir a los miembros de un Gobierno que en julio afirmaban con convicción que todo lo visto estos días era un auténtico anatema para tres meses después desdecirse de lo dicho con igual infalibilidad y, lo más sorprendente, la misma parroquia antes enardecida por los planteamientos, aplaudiendo los contrarios igual de entusiasmada y sumisa. Cabe preguntarse, entonces, si aplauden con criterio propio o, religiosamente, todo lo que diga el sanedrín. No es una cuestión de credibilidad, sino de fe. Me niego a pensar que los votantes del autoproclamado gobierno de progreso tengan un criterio tan maleable como el de sus dirigentes.

Si estos «cambios de criterio» que a veces son necesarios en política (Zapatero dixit) se explicaran a la ciudadanía claramente antes de votar, se podría discrepar o no, pero si la única explicación es «por el bien de España», que viene a ser un «porque lo digo yo», eso solo lo compran la fe o los intereses personales.

Más sorprendentes si cabe fueron las declaraciones de Ione Belarra del porqué no fueron a la jura de la princesa: «Queríamos mandar un mensaje a la ciudadanía de que este no es un acto protocolario más, es un acto que busca perpetuar la monarquía, porque este acto manda el mensaje de que Leonor va a ser reina y nosotras vamos a trabajar para que eso nunca ocurra». «Esto es un claro ejercicio de lavado de cara, porque teniendo a una mujer como sucesora al trono parece que hace más amable a la institución».

A ver, Ione Belarra, lo que perpetúa a una monarquía parlamentaria como la nuestra es la Constitución, no los monarcas. Que Leonor iba a ser la heredera los sabemos desde que nació, porque así lo dice nuestra Constitución. Y lo del ¿lavado de qué cara por ser mujer? ¿Qué más da ser hombre o mujer? ¿No habíamos quedado que éramos todos iguales?

Está bien que quienes sean republicanos luchen por sus ideas y critiquen lo que les dé la gana a la monarquía, pero aquellos parlamentarios y parlamentarias que juraron lealdad a la Constitución están obligados a respetarla, Leonor incluida.

¿Hemos jurado en vano o hemos perdido el oremus?

Un espectáculo lamentable.

QOSHE - Jurar - Luis Ferrer I Balsebre
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Jurar

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05.11.2023

Esta semana de Halloween, donde trucos y tratos han campado por la oscuridad mientras la princesa Leonor juraba la Constitución. Un tren de despropósitos, contradicciones, chantajes, engaños y tropelías han dejado desconcertado al ciudadano libre pensador de a pie. Muy al contrario que los afiliados y militantes que parecen acatar las contradicciones como dogmas de fe.

La fe es un don divino que se tiene o no se tiene y solo quien goza de ella puede aplaudir a los miembros de un Gobierno que en julio afirmaban con convicción que todo lo visto estos días era un auténtico anatema para tres meses después desdecirse de lo dicho con igual infalibilidad y, lo........

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