Entre los aborígenes americanos existe la superstición de que cuando te sacan una fotografía, te roban el alma. En el primer mundo se pensaba que esa creencia es fruto de la ignorancia, hoy tendremos que reflexionar porque es posible que en esta vida de imágenes también nos la estén robando.

Las imágenes expuestas en las redes puede que no roben nuestra alma, pero sí la alteran. Nadie es como posa en las fotos; solo hay que ver las muecas forzadas de los selfis para entenderlo, casi nadie sale «natural». La exposición reiterada de la imagen construye identidades que no tienen un alma real.

Con ese alma impostada vive mucha gente relacionándose más tiempo desde la impostura que desde la verdad. No es fácil salir bien parado de este fingimiento. Cada fotografía que mostramos nos arrebata, sino un pedazo de alma, sí un poco de nuestra autenticidad.

Cuatro millones de personas en el mundo han vendido el iris de sus ojos por 79 euros en criptomonedas a la empresa Worldcoin, que los convierte en un código que pasa a la base de datos de una app, que verifica la autenticidad del ciudadano frente al peligro de que la inteligencia artificial pueda suplantarla. ¿Para qué? La empresa no da más explicaciones. Da arrepío pensar lo que pueden hacer con el alma de tanta gente.

A lo largo de la historia la leyenda del tráfico de almas con el diablo para conseguir fama, juventud, dinero, amor o belleza ha sido una constante. El Fausto de Goeth es su paradigma.

Hoy en día quizá seamos más Faustos que nunca porque al fin y al cabo la moraleja del Fausto, no solo señala la renuncia de la moralidad, sino también la gratificación instantánea, ese rasgo insaciable tan propio de las sociedades consumistas del siglo XXI, alejado del romanticismo alemán pero con su misma esencia. Hoy Mefistófeles se presenta en forma de Worldcoin.

Cada era tiene sus Faustos y su propio Mefistófeles —Kierkegaard dixit—.

En 1907 el médico Duncan McDougall decidió descubrir cuánto pesaba el alma. Colocó varios pacientes moribundos sobre una báscula y en el momento de la muerte perdieron una media de 21 gramos de peso. Desconozco a qué precio de mercado está el alma, pero según Wordlcoin, estaría a 80 euros aproximadamente.

Un ojo de la cara pesa aproximadamente 7,5 gramos, lo que suponen 28,5 euros el gramo de iris a precio de alma para la empresa en cuestión, lo que da que pensar que el negocio que se está cociendo entre bambalinas comprando los ojos de la gente es mucho más rentable que robarle el alma.

Lo preocupante es la multitud de Faustos dispuestos a venderse por unos bitcoins.

Ojo al dato.

QOSHE - Vender el alma - Luis Ferrer I Balsebre
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Vender el alma

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10.03.2024

Entre los aborígenes americanos existe la superstición de que cuando te sacan una fotografía, te roban el alma. En el primer mundo se pensaba que esa creencia es fruto de la ignorancia, hoy tendremos que reflexionar porque es posible que en esta vida de imágenes también nos la estén robando.

Las imágenes expuestas en las redes puede que no roben nuestra alma, pero sí la alteran. Nadie es como posa en las fotos; solo hay que ver las muecas forzadas de los selfis para entenderlo, casi nadie sale «natural». La exposición reiterada de la imagen construye identidades que no tienen un alma real.

Con ese alma impostada vive mucha gente relacionándose........

© La Voz de Galicia


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