El 2 % de Junts. Hablar de un partido político escindido de la antigua CiU de Pujol y unirlo a un porcentaje evoca al socialista Pasqual Maragall espetando a Artur Mas aquello del 3%, en alusión a las comisiones irregulares que los convergentes cobraban a las adjudicatarias de obras de la Generalitat.

Pero no. En este caso el 2 % es el porcentaje de diputados que Carles Puigdemont consiguió en las elecciones generales de julio del 2023. Son 7 en un hemiciclo de 350. Si se comparan los votos, solo recibió el 1,6 % de los depositados en las urnas en toda España. Pero es que si las menos de 400.000 papeletas que ponían Junts se comparan con el censo total, la cifra apenas supera el 1%. Pues con estos dígitos, la comisión que se lleva Puigdemont es bastante más elevada que el famoso 3 %.

Es obvio que con los resultados salidos de las urnas no quedaba más remedio que negociar. Pero una cosa es negociar y otra vender el país a precio de saldo. En legislaturas anteriores ya vimos acuerdos de todo tipo, generalmente hechos a medida de una determinada comunidad que tenía los votos —una competencia, unos peajes...— pero también otros más injustos en los que las demandas de unos se imponían a todos los territorios, les favoreciese o no. La financiación autonómica, por ejemplo.

Pues en esta ocasión, para conseguir el favor del 2 % del hemiciclo, el PSOE ha negociado con un prófugo, le concede una amnistía a la medida y consiente que se criminalice a todos los jueces que hayan tenido algo que ver con alguna causa relacionada con el procés. Por no hablar de que las negociaciones posteriores se harán en el extranjero y que las tendrá que supervisar un experto, también foráneo.

La satisfacción de Puigdemont con lo logrado es indiscutible. ¿Y los beneficios reales para la población catalana? A modo de ejemplo, Cataluña es la una única comunidad autónoma que no ha logrado recuperar el nivel de gasto social que tenía antes de la crisis del 2008. Sí, el dinero que se destina a los colegios, a los centros de salud, a los hospitales... ¿Por qué no ha planteado Puigdemont alguna fórmula para paliar este déficit? Ah, claro, eso queda para una segunda fase, para cuando Sánchez le transfiera el 100 % de los impuestos. Una prueba más de que el acuerdo es un traje a la medida de Puigdemont, no tiene muy en cuenta los problemas de los catalanes, pero por el que el país va a pagar un precio muy alto.