Me parece que ocurrió con las elecciones presidenciales que ganó el segundo Bush, George hijo, el más conocido. A un buen número de personajes del entorno progresista les dio por repetir que, si ganaba, se irían del país. Un periodista con muy mala idea, que ya había escrito para entonces su libro La izquierda exquisita, Tom Wolfe, empezó a decir que iría al aeropuerto al día siguiente para comprobar cuántos cumplirían su palabra. Ganó Bush o quien fuera y, por descontado, nadie se marchó a ninguna parte. Cuando ganó Donald Trump hubo cientos, quizá miles, que acudieron al psiquiatra porque se declaraban traumatizados. Así como nadie se marchó cuando lo de uno, parece que tampoco eran verdaderos traumas los que provocó la victoria del otro. Pero sirven para atestiguar que sí, que vivimos en sociedades polarizadas. De acuerdo. Pero mucho menos polarizadas de lo que se pintan.

Mañana, por ejemplo, si el PP no consigue la absoluta en Galicia, muchísima gente sufrirá un bajón. Pero como los resultados se conocen ya de noche, siempre podrán irse a la cama pronto. Y si, pese a llegar con las esperanzas hinchadas por el recuerdo de lo ocurrido el 25 de julio, PSOE y BNG se quedan lejos, serán de estos los que buscarán temprano el sueño. Y si fracasan los tres, ¿a quién sumará Jácome su Democracia Ourensana?

Estoy seguro de que el sentidiño gallego se impondrá y, como mucho, algunos, no sé cuántos, pasarán una mala noche, acaso por un exceso de euforia. Eso ya no lo sé. Quizá los de Vox lo lleven peor si ven que con su voto han comprado una legislatura entera de nacionalismo de izquierdas. O los de Sumar si han pagado una ronda de derechas.

Esta es tierra tranquila, poco propensa al trauma.

QOSHE - Tierras tranquilas - Paco Sánchez
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Tierras tranquilas

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17.02.2024

Me parece que ocurrió con las elecciones presidenciales que ganó el segundo Bush, George hijo, el más conocido. A un buen número de personajes del entorno progresista les dio por repetir que, si ganaba, se irían del país. Un periodista con muy mala idea, que ya había escrito para entonces su libro La izquierda exquisita, Tom Wolfe, empezó a decir que iría al aeropuerto al día siguiente para comprobar cuántos cumplirían su........

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