El 16 de febrero, domingo, la fecha mas cercana al primer aniversario de las últimas elecciones autonómicas celebradas en Galicia, los nacionalistas han convocado una manifestación en Santiago exigiendo más eficacia sanitaria en la red primaria, reducción de listas de espera y reposición urgente de los pediatras prometidos. Si bien es cierto que se experimentó una ligera mejoría en las plantillas de los centros de salud, la respuesta de la Xunta no ha sido considerada suficiente por la fuerza convocante.

La ucronía como género literario aplicado al periodismo me posibilita escribir una historia alternativa, a reconstruir la historia sobre datos hipotéticos, y eso es la base sobre la que se asienta este artículo, que señala que determinados aspectos prometidos, garantizados en el proceso electoral, no únicamente por quienes vencieron y gobiernan, no se han cumplido. No llegaron los nuevos trenes de alta velocidad a los destinos esperados antes de que comenzara marzo del pasado año, y no hablemos del nuevo mapa industrial que iba ser emergente dentro de los cien días de cortesía que se daba al Gobierno autonómico.

Se aplicó el principio lampedusiano que señala que es menester que algo cambie para que todo siga igual. Se continúa discriminando a aquellos concellos que «non son dos nosos» y el Gobierno central imprime el ritmo más lento al mantenimiento de las autovías con la meseta, y no se avanza en la ley de protección del litoral. Rueda mantiene su perfil administrativo y aún no ejerció su poder transformador. Cuida con esmero la economía gallega y no se desvía ni un milímetro de los presupuestos aprobados.

Galicia es un país envejecido, los jóvenes apostaron por un cambio incluso dentro del PP, Galicia con otro estilo, partiendo de una lectura amable y posibilista, un país que no contemplara sobresaltos, con una cultura política de «imos indo» hasta acercarnos a un revolucionario «vivamos como galegos».

En este artículo, por esta columna de opinión ha pasado un año, la oposición demandó urgencias en su comportamiento parlamentario. El turismo ha sido la gran apuesta del pasado verano en el corazón del cambio climático, y ha funcionado moderadamente bien. La Galicia rural sigue su sangría poblacional y decididamente es país para viejos. Las autopistas siguen siendo las que tienen los peajes más caros del Estado. Lo prometido no es deuda.

Y es posible que en este relato de una tesis ucrónica mal entendida, lo aquí expuesto sea solo fantasía . Es muy probable.