La Galicia interior, la alejada de la costa, está en venta, en almoneda, liquidación o saldo. Hay casi dos mil lugares, aldeas abandonadas, en las cincuenta y tres comarcas de los trescientos trece concellos que tiene nuestra comunidad autónoma.

En las principales agencias inmobiliarias no dejamos de ver, al igual que en la prensa diaria, anuncios sugestivos que ponen a nuestra disposición un «se vende aldea con cuatro casas y un hórreo, ideal para complejo de turismo rural, a diez kilómetros de la playa y con manantial de agua en la propiedad. Necesita rehabilitación, precio óptimo».

Suelen estar semiescondidas en el mapa olvidado de la Galicia vacía, aquella que hasta los años 50 del pasado siglo acogía orgullosa a un grupo de familias que eligieron forzosamente el camino de la emigración o la residencia en ciudades con futuro industrial. Los mayores se quedaron custodiando el patrimonio hasta que la edad decretó el final. Son los lugares rosalianos de «adiós ríos adiós fontes», parroquias que solo habitan la memoria, la pequeña historia que se fue escribiendo con la negra tinta del olvido.

Los dos millones setecientos mil habitantes del país gallego limitan al norte y al sur con un desierto demográfico que no para de crecer. Comarcas enteras como la de Ortegal, 126 aldeas vacías y con su bella capital, Ortigueira, languideciendo, son el ultimo aldabonazo, el santo y seña de un problema con difícil solución.

La pandemia nos hizo mirar hacia los pequeños núcleos de población, para replantearnos la vida alejados de las ciudades; pero aquella visión idílica se vino abajo al comprobar que los servicios estaban mermados, los colegios alejados de nuestra casa en el campo, las carreteras rozaban la categoría de intransitables, y el invierno, que vino arrastrando su carro de lluvias, despejó el lenguaje bucólico de la idealizada vida rural.

La almoneda gallega pretende convertir casas en edificios de uso turístico, arropando una gentrificación que encareció brutalmente el alquiler de pisos en las pequeñas y medianas poblaciones costeras. La terrible burocracia pública dificulta la adecuación rehabilitadora de casas en las aldeas que el viento visita al llegar la primavera, y el espejismo de convertir el páramo deshabitado en un gigantesco complejo hostelero de turismo rural roza la utopía mas descarada. Quienes gestionen Galicia a partir del día 18 tienen una casi insalvable asignatura: tendrán que cauterizar la herida por donde se desangra la almoneda, la liquidación total de las aldeas gallegas.

QOSHE - La almoneda gallega - Ramón Pernas
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La almoneda gallega

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11.02.2024

La Galicia interior, la alejada de la costa, está en venta, en almoneda, liquidación o saldo. Hay casi dos mil lugares, aldeas abandonadas, en las cincuenta y tres comarcas de los trescientos trece concellos que tiene nuestra comunidad autónoma.

En las principales agencias inmobiliarias no dejamos de ver, al igual que en la prensa diaria, anuncios sugestivos que ponen a nuestra disposición un «se vende aldea con cuatro casas y un hórreo, ideal para complejo de turismo rural, a diez kilómetros de la playa y con manantial de agua en la propiedad. Necesita rehabilitación, precio óptimo».

Suelen estar semiescondidas en el mapa........

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