Tiene desordenadas las partituras. El cambio climático alteró el viejo libro de estilo que pautaba los tiempos y los iba colocando en su sitio acompasando los sonidos húmedos de la lluvia, el ruido silencioso de los copos de la nieve acariciando el bosque, la canción del nordés cabalgando el viento e incluso el orden dorado de los rayos de sol al asomarse a la mañana.

La melodía del tiempo es un código de sonidos previamente establecidos, tal vez el pentagrama de la naturaleza.

Crecimos poniéndole música a la vida, y nuestra banda sonora nos arrulla desde las primeras nanas que inauguraron nuestra infancia con una epifanía familiar que remite nuestros primeros recuerdos a las caricias musicales y al sueño dejándose dormir en nuestra cuna.

Canciones fundacionales, iniciáticas. Cuando aprendimos a hablar, cuando conocimos el universo de los sueños, aprendimos a cantar. Y desde entonces la música se instaló en nuestra vida. Es la música del tiempo, la que recorre con nosotros el camino de las estaciones del año, ubicando el tono preciso en el calendario.

Los colores musicales tienen mensajes de alegría indisimulada. Es un color festivo de magentas y azules, de primaveras aguardadas de bolboretas, vagalumes y anduriñas alborotadas surcando los cielos que enmarcan los paisajes.

Y en el corazón de la melancolía tenemos, cuando el tiempo se puebla de grises, una canción amada, que se instaló hace algún tiempo en un tarareo amable y que nos asalta de manera recurrente la caja de música de los recuerdos.

Va y viene hasta mí midiendo las frecuencias, la vieja canción de los Beatles, Yesterday, que se convirtió en un himno, y que me invita a encontrar los bellos sentimientos que sin orden ni concierto se han venido a vivir conmigo a lo largo de los años. Descubrí entonces que es la música del tiempo, que juega con el diapasón, con el metrónomo de la vida.

Sostenía García Márquez que la mejor canción del siglo, aquella que le puso letra a la música del tiempo, era Aquellas pequeñas cosas en la voz de Serrat. Es posible, pero lo cierto es que todos tenemos una canción privada para acompasar el ritmo del silencio.

Estamos hechos de un estribillo colectivo, construimos nuestros sentimientos musicales con la argamasa de la música del tiempo, con olvidos y días de fiesta de cuando fuimos felices galopando melodías por el país secreto que cantamos a coro cuando fuimos aquellos jóvenes que soñábamos utópicos paraísos. Era la música del tiempo.

QOSHE - La música del tiempo - Ramón Pernas
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La música del tiempo

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29.01.2024

Tiene desordenadas las partituras. El cambio climático alteró el viejo libro de estilo que pautaba los tiempos y los iba colocando en su sitio acompasando los sonidos húmedos de la lluvia, el ruido silencioso de los copos de la nieve acariciando el bosque, la canción del nordés cabalgando el viento e incluso el orden dorado de los rayos de sol al asomarse a la mañana.

La melodía del tiempo es un código de sonidos previamente establecidos, tal vez el pentagrama de la naturaleza.

Crecimos poniéndole música a la vida, y nuestra banda sonora nos arrulla desde las primeras nanas que inauguraron nuestra infancia con........

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