Aquel país de cuaresmas perpetuas se ha convertido en el que cambió la piedad por la fiesta, la Semana Santa por el ensayo general del verano, la fe y el silencio por un cierto bullicio vacacional que inaugura la primavera.

Nuestra Semana Santa, el Ramadán musulmán y el Pésaj de los judíos coinciden este año en las mismas fechas. Los que integramos las tres culturas nos comportamos de diferente modo en la celebración de los días familiares donde la piedad se desdibuja, se aleja del lejano fervor que en España tuvo nuestra Semana Santa.

De nuestro ADN cultural sobresale el origen, la adscripción judeocristiana del pensamiento religioso que aglutinó Europa, pero que a lo largo de los siglos se diluyó en un comportamiento laico que conmemora la Semana Santa como unas jornadas de ocio vacacional, con su éxodo civil hacia las costas y las playas.

Yo, que vivo con singular emoción los días grandes de la semana de Pasión, que soy fiel adscrito a la «fe de mis mayores», como en el poema de Machado cantado en La Saeta de Serrat, con un respeto antiguo quizá fruto de mi herencia familiar, distingo la tradición del folklore, y conozco los mecanismos secretos que mueven las emociones.

Soy consciente que la fe popular es la causante de la pasión por la Pasión que mueve el sentimiento religioso de los cofrades de Sevilla o Murcia, de Zamora o de Valladolid. España entera es un desfile, una procesión continua de Vírgenes y Cristos que son acompañados por miles de nazarenos. La misma que pone en marcha todo un pueblo, el mío, convocando a la ciudadanía de Viveiro en torno a su, nuestra, Semana Grande.

Desde el siglo XV desfilan por las calles viveirenses, por el malecón cabe la mar, las procesiones. En la plaza se escenifica un viejo auto sacramental con imágenes de santos articulados, y Jesús, con su cruz a cuestas, cae tres veces camino de un Gólgota de empinadas cuestas. La fe popular, la que creció después de Trento, se instaló en la versión teatral que implantaron los franciscanos en procesiones y representaciones bíblicas, y consiguió que a través de los siglos nos emocionáramos hasta el llanto, asistiendo como espectadores a la muerte de Jesús.

Con el pórtico del Domingo de Ramos, Hosanna feliz y jubiloso, se abre la Semana Santa, los apasionantes días de la Pasión de Cristo que conducen a la gran fiesta católica de la Pascua de Resurrección, mientras el olor a cera e incienso subraya mis recuerdos y escucho redoblar en mi memoria un tambor procesional que me conduce a la santa Pasión, a mi Semana Santa.

QOSHE - Santa Pasión - Ramón Pernas
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Santa Pasión

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23.03.2024

Aquel país de cuaresmas perpetuas se ha convertido en el que cambió la piedad por la fiesta, la Semana Santa por el ensayo general del verano, la fe y el silencio por un cierto bullicio vacacional que inaugura la primavera.

Nuestra Semana Santa, el Ramadán musulmán y el Pésaj de los judíos coinciden este año en las mismas fechas. Los que integramos las tres culturas nos comportamos de diferente modo en la celebración de los días familiares donde la piedad se desdibuja, se aleja del lejano fervor que en España tuvo nuestra Semana Santa.

De nuestro ADN cultural sobresale el origen, la adscripción judeocristiana del........

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