El moméntum de Ana Pontón no fue suficiente. Mientras el resto del planeta parece ir camino de la inmolación, el electorado gallego permanece impasible en un escenario de dos grandes bloques, de alrededor del 45 % de votos cada uno. Galicia, cuna de lo que un día bautizamos como nueva política, vuelve a bendecir a la vieja política, a los actores de toda la vida: el Partido Popular fundado por Fraga, el Bloque con Beiras de regreso y el guirigay que siempre ha sido el PSdeG. Con Jácome invitado a la mesa pero sin más función que la de bufón de la corte.

Entre ideología y tecnocracia, Galicia ha votado seguir como estábamos. La bonanza económica de la que disfruta el gran grueso de la pirámide poblacional y el miedo al lobo de los votantes mayores ha podido con el anhelo de cambio de los jóvenes que no ganan para alquilar un piso. Contra la habitual creencia popular, el incremento de la participación no solo se ha producido por la implicación de los votantes urbanos que votan a la izquierda en unas generales y se abstienen en las autonómicas. También la posibilidad real de que el Bloque llegara a la presidencia de la Xunta ha sacado a mucha gente de casa.

El gran vencedor es Alfonso Rueda, que año y medio después de aterrizar en la presidencia por accidente ha sabido construir su propio personaje, ha conseguido mantener la campaña en clave gallega y finalmente se ha independizado de Feijoo. Fascinado por el periodismo madrileño, impresionado por la arena política del foro, el expresidente de la Xunta le debe una a su sucesor, porque Ayuso y los altavoces ayusistas ya tenían los cuchillos afilados y el despellejo iba a comenzar esta misma mañana. Tendrán que esperar.

Y el gran derrotado de la noche es Pedro Sánchez. Acostumbrado a jugar en el alambre, animado por la alquimia de Tezanos, el presidente del Gobierno se multiplicó en Galicia, aun sabiendo que mientras empujaba a la gente a votar estaba haciendo campaña más para Ana Pontón que para Besteiro. El resultado ahí lo tiene: el PSdeG se ha convertido en una fuerza residual, una coalición de líderes locales que compiten entre sí y que a duras penas hablan el mismo lenguaje. El PSOE, que siempre presume de ser el partido político que más se parece a España, se ha pulverizado en Galicia, superado primero por los fenómenos de las Mareas y sorpasado ahora por el Bloque.

Con todo, la gran protagonista de esta campaña ha sido Ana Pontón: en solo un decenio ha logrado resucitar a un BNG que estaba en paliativos, ha cimentado un discurso propio, más cercano a la socialdemocracia e incardinado en la dinámica parlamentaria española, y se ha convertido en la política mejor valorada de Galicia, también por buena parte del electorado del PP. Si sabe resistir, y aunque la UPG siempre ha sido una picadora de líderes, es cuestión de tiempo que llegue a la presidencia de la Xunta.

QOSHE - Rueda se independiza de Feijoo - Tomás García Morán
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Rueda se independiza de Feijoo

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19.02.2024

El moméntum de Ana Pontón no fue suficiente. Mientras el resto del planeta parece ir camino de la inmolación, el electorado gallego permanece impasible en un escenario de dos grandes bloques, de alrededor del 45 % de votos cada uno. Galicia, cuna de lo que un día bautizamos como nueva política, vuelve a bendecir a la vieja política, a los actores de toda la vida: el Partido Popular fundado por Fraga, el Bloque con Beiras de regreso y el guirigay que siempre ha sido el PSdeG. Con Jácome invitado a la mesa pero sin más función que la de bufón de la corte.

Entre ideología y tecnocracia, Galicia ha votado seguir como estábamos. La bonanza económica de la que disfruta el gran grueso de la........

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