El recuerdo y el impacto viven. El día 10 de marzo volvíamos de Madrid. El despertar del 11 fue un calambre sostenido. Aún queda el recuerdo de ese asombro, solo comparable emocionalmente a la sentencia cumplida, después de interminables horas, de Miguel Ángel Blanco. Reviso en la hemeroteca de La Voz de Galicia, en sus páginas de opinión, el Codex de aquel 12 de marzo del 2004, pero también las piezas de José María Calleja, Pedro Veiga, Cristóbal Ramírez o Alfonso de la Vega. Ese día todos, excepto De la Vega y Ramírez, que introducían la posibilidad islamista, aceptábamos la información de Aznar y Acebes. Luego de la portada de La Voz de Galicia, señalando a Al Qaida como autor, había duda, ¿quién ha sido?

Escribía entonces: «Llevamos años sufriendo a los violentos y la violencia, por eso ahora debemos reconstruir tanto daño y vernos de nuevo ciudadanos de una sociedad plural, solidaria, libre y en paz». Veinte años después estamos lejos de lograr la aceptación del contrario. Por eso aprecio periodismo como el de Jordi Évole, donde profesionales de la información, aquellos días de terror y desinformación, tuvieron que trasladarnos lo que pasaba con una fuerte interferencia desde el Gobierno, cegando toda alternativa a la autoría de ETA. Periodistas de distintos medios y orientaciones analizando la información y la desinformación, críticos con lo sucedido, pero también con su propio trabajo.

Aprecio el relato ahora del que fue presidente del tribunal, Javier Gómez Bermúdez, «una persona de derechas, un conservador, pero no ultra», que analiza lo sucedido y el juicio celebrado. En el que entró siendo un «fascista» y salió siendo «un comunista». Gómez Bermúdez aborda con criterio y claridad los relatos que aún siguen sobre el 11 de marzo. Y se pronuncia sobre las elecciones del día 14 («Yo hubiera suspendido las elecciones de acuerdo con las demás fuerzas políticas»). También sobre el argumento recurrente de Aznar respecto a la «autoría intelectual», explicando que en el terrorismo yihadista no se ordenan atentados. En lo que coincide con Jorge Dezcallar, director del CNI, marginado de la investigación de los atentados por el Gobierno Aznar, que dimitió por el uso partidista de los informes secretos del CNI. Otra personalidad que comparece en este aniversario para dar argumentos a la verdad de aquellos días, y de todos los que vinieron antes y después del juicio del 2007, frente a las teorías de la conspiración. Al igual que el embajador Javier Rupérez, atónito aún ahora por la no emisión de la entrevista al presidente Bush y su esposa en RTVE solidarizándose con los españoles.

Acebes calla. En la sombra, una novela antigua, El candidato muerto, como cuenta Pérez Andújar. Servidores públicos y profesionales de la información que, a pesar de las infamias y la corrupción, nos hacen mantener la esperanza. Aceptándonos con nuestras diferencias. Con la verdad y la libertad, leal, de nuestra opción. ¿O vale todo en política?

QOSHE - Un atentado en marzo y un país dividido - Uxío Labarta
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Un atentado en marzo y un país dividido

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07.03.2024

El recuerdo y el impacto viven. El día 10 de marzo volvíamos de Madrid. El despertar del 11 fue un calambre sostenido. Aún queda el recuerdo de ese asombro, solo comparable emocionalmente a la sentencia cumplida, después de interminables horas, de Miguel Ángel Blanco. Reviso en la hemeroteca de La Voz de Galicia, en sus páginas de opinión, el Codex de aquel 12 de marzo del 2004, pero también las piezas de José María Calleja, Pedro Veiga, Cristóbal Ramírez o Alfonso de la Vega. Ese día todos, excepto De la Vega y Ramírez, que introducían la posibilidad islamista, aceptábamos la información de Aznar y Acebes. Luego de la portada de La Voz de Galicia, señalando a Al Qaida como autor, había duda, ¿quién ha sido?

Escribía........

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