Un micrófono abierto puede llegar a convertirse en la puerta del infierno, aquella que atormentaba a Dante. Muchos años después de Dante, el artista francés Auguste Rodin edificó un grupo escultórico singular. Se inspiró en la Comedia del genio florentino, en Las flores del mal de Baudelaire y en la Metamorfosis de Ovidio: tres títulos muy idóneos para nuestro presente. Recuerdo aquel día del 2008. El micrófono que raptó palabras que no querían ser escuchadas. Iñaki Gabilondo y Rodríguez Zapatero: «Qué tal las encuestas», preguntó el periodista. El entonces presidente respondió: «Bien. Lo que nos conviene es que haya tensión». Desde Zapatero todo ha sido tensión. Dije en muchas ocasiones que fue el peor presidente que hemos tenido (hasta que llegó Sánchez) pero también fue el que alcanzó un récord de votos que nunca ha sido superado, casi once millones trescientos mil. Por lo tanto no tenía necesidad de hacer todo lo que hizo. Porque del otro lado, el PP tuvo un millón de votos menos. 169 escaños para los socialistas. 154 para los populares. La España constitucional estaba muy por encima de los veinte millones de votos. Sin embargo, Zapatero declaró que el estatuto catalán podría venir como viniese: él lo aceptaría. Después dejó patas arriba el país. También congeló las pensiones (fue el único presidente que lo hizo) con el voto a favor de su compañero Sánchez. Rebajó el sueldo de los funcionarios. Y dejó a España dividida y en la ruina. Pero eso no fue lo peor, porque de la ruina económica se sale. Lo peor de Zapatero fue convertir en hecho evidente su deseo con Gabilondo: «Lo que nos conviene es que haya tensión».

La tensión está servida. Zapatero estará feliz. La gente contraria a la amnistía y a los pactos ominosos de Sánchez está indignada. Y sale a las calles. Las dos Españas, las que hielan el corazón según Machado, han resucitado. Qué podríamos esperar. Todo esto se ha hecho por un puñado de votos y rompe el Estado de derecho: para complacer los deseos de un prófugo de la justicia. Obviamente, tarde o temprano el PSOE lo pagará muy caro. Pero qué importa eso ahora. Tienen lo que han perseguido desde el 23 de julio. Y lo tienen a cambio de haber derribado todos los límites que el sentido común imponía. Ahora nos queda la indefensión o la impotencia, pero también ganas de protestar. La investidura de Sánchez será la más indecorosa de la historia democrática española. Han sacado al genio de la lámpara y ahora a ver quién lo mete dentro. No será fácil. Espero que la serenidad acompañe a todos los que consideramos que este pacto es un acuerdo abyecto. Muchos socialistas piensan lo mismo. Pero es demasiado tarde. Las elecciones dejaron los números que dejaron. Y de los números ha salido la vergüenza de tener que negociar el Gobierno de España fuera de España. Y con un prófugo. Es, sencillamente, obsceno e indecoroso.