Alfonso Rueda ha diseñado un gobierno a la altura de las circunstancias. Las circunstancias generales, de hartazgo por parte de la ciudadanía, y las circunstancias particulares de nuestra comunidad autónoma. No corren buenos tiempos para la política. El viejo proverbio de Sir Frances Bacon, «es muy difícil hacer compatibles la política y la moral», ha alcanzado su cumbre. O eso parece a raíz de lo que estamos viviendo en los foros madrileños: se ha adueñado del país una ordinariez escasamente gratificante. Hemos llegado al fondo. Y Rueda lo sabe. Por eso ha querido que su gobierno esté «au-dessus de la mêlée», por encima de las cuestiones funestas del tiempo presente. Quiere un gobierno eficaz, eficiente y, por encima de todo, firme. La firmeza se refiere a la convicción. Porque solo desde las severas convicciones Galicia podrá enfrentarse a este tiempo convulso y, reitero, mediocre. La firmeza también hace referencia a las ideas, o las ideologías, porque no es lo mismo ser conservador, liberal o católico que ser o parecer radical, independentista y ateo. Rueda sabe que su gobierno debe ser el gobierno de la política, «su» (enfatizo) política, no el de la asunción de los credos de los otros. Es el «estilo Rueda» del que se habló el pasado sábado. Por eso se ha arropado con conselleiros que adoptarán perfiles ideológicos fieles a ese «estilo». No un gobierno de tecnócratas, sino mayoritariamente de políticos. Eso exactamente es lo que quiero decir. E incluso puedo engrosar mi aserto: la Xunta no será únicamente la Xunta de la gestión, sino también de la representación de un modo de entender e interpretar los arquetipos. En frente están los veinticinco diputados del BNG, con peso doctrinario innegable y sincero, más los nueve de Besteiro, que son los nueve del fracaso de Sánchez en Galicia. Una de dos: o los conselleiros —con sus políticas— son capaces de enflaquecer a la oposición de mayor afirmación ideológica de la historia reciente o el camino será, como la canción de McCartney, largo y sinuoso.

A Rueda no se le ha escapado la situación descrita arriba y ha creado su propia marca: el estilo Rueda. Serenidad, sentido común, «firmeza» ideológica, prudencia y escasos artificios. Los perfiles de los nuevos conselleiros responden a tal categoría. Y también a tal realidad responde la eliminación de las dos vicepresidencias anteriores, potenciando el «estilo» del que hablo. Refuerza los buques insignia: Educación con investigación científica, y Sanidad mudando a Julio Comesaña, un buen conselleiro, con un Gómez Caamaño que llegará con fuerzas renovadas. Si unimos a esto la necesidad de compatibilizar la inversión industrial (que se desplegará sustantivamente en los próximos meses) y la ecología, el empleo y el comercio, el pujante sector primario, etcétera, el futuro que aguarda será óptimo. El gobierno firme de Rueda, el «estilo Rueda», creo que caminará en esa dirección.

QOSHE - El Gobierno firme de Rueda - Xosé Carlos Caneiro
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El Gobierno firme de Rueda

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15.04.2024

Alfonso Rueda ha diseñado un gobierno a la altura de las circunstancias. Las circunstancias generales, de hartazgo por parte de la ciudadanía, y las circunstancias particulares de nuestra comunidad autónoma. No corren buenos tiempos para la política. El viejo proverbio de Sir Frances Bacon, «es muy difícil hacer compatibles la política y la moral», ha alcanzado su cumbre. O eso parece a raíz de lo que estamos viviendo en los foros madrileños: se ha adueñado del país una ordinariez escasamente gratificante. Hemos llegado al fondo. Y Rueda lo sabe. Por eso ha querido que su gobierno esté «au-dessus de la mêlée», por encima de las cuestiones funestas del tiempo presente. Quiere un gobierno eficaz, eficiente y, por encima de todo,........

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