La noticia apareció en nuestro periódico el pasado martes, 12 de marzo. El titular llamó mi atención: Tezanos vincula la victoria del PP en Galicia con «monjitas organizando el voto de sus asilados». No era una entrevista al ínclito y prestigioso presidente del Centro de Investigaciones Sociológicas, se trataba de un artículo que don José Félix había publicado en la revista Temas. Busqué el artículo para guardarlo como oro en paño. Enmarcarlo, quizá. Lo merece. Porque, finalmente, no solo fueron las «monjitas» las que propiciaron la mayoría de Alfonso Rueda, sino que existían otros elementos que uno, en su ignorancia, no había llegado ni a suponer. Las gratificaciones «extraordinarias» a las mariscadoras también tenían la culpa de la arrolladora victoria del PP. Y los mensajes que se enviaron al personal sanitario prometiendo incentivos pecuniarios. Toda una conjura para lograr la quinta mayoría absoluta consecutiva del PP. Además, como bien señala Tezanos, la izquierda casi gana las elecciones. Si sumas todos los votos de aquellos que no son ni PP ni Vox, resulta que la oposición (progresista, obviamente) se queda a menos de dos puntos (1,78) de la inicua derecha. No importa que los demás presentasen programas diferentes. Ni mucho menos. Lo que importa realmente, y así lo señala don José Félix, es que los conservadores cada vez somos menos. De ahí que la mayoría absoluta conseguida en Galicia sea un arcano. Esperado, según don José Félix, pero no por ello menos misterioso.

Todo lo anterior es simplemente un preámbulo del asunto primordial al que hoy quiero referirme. Don José Félix relaciona a la derecha con la mala educación. Incluso concluye que esta grosería y ordinariez de los conservadores «inquieta a sectores cultos y europeizados de las clases medias». Como colofón, y disculpe el lector mi simpleza, concluimos que los sectores cultos y europeizados pertenecen a la izquierda. El progresismo, en suma. Hasta llega a afirmar que esta gente culta y europeizada no permite a sus hijos ver determinados espacios informativos porque rebosan malas maneras. Gracias, señor presidente del CIS, por su sabiduría. Y gracias, también, por su acierto en las predicciones: el PP obtendría entre 34 y 38 diputados, no más. Como contribuyente, me honra pagar con mis impuestos sus dadivosos honorarios. Es un lujo tenerlo y disfrutarlo. Yo mismo quiero redimirme. Acaba de descubrirme que, además de inculto y no europeizado, soy descortés y zafio. Y como yo, la mayoría de gallegos que han votado al PP. Intentaremos corregirnos. Antes, y con todo mi afecto, quiero proponerle que nos visite para comprobar in situ nuestro grado de chabacanería. Lo somos, vulgares. Lo admito. Por eso el Partido Socialista de Sánchez, su partido, ha obtenido el peor resultado de la historia en Galicia. Las gentes como usted, sin duda, han contribuido a tan notable éxito.