Vivimos en realidades paralelas. Cada mañana, cuando nos levantamos, nos preparamos el desayuno y revisamos las noticias en los diversos medios de comunicación, asumimos que lo que acontece en el mundo es verdad, pero que en poco o en nada nos afecta. Y puede que sea cierto un 98 % de las veces, pero el 2% restante, por muy inverosímil que parezca, tiene una gran trascendencia en nuestra vida. Porque, más allá de sus intervenciones visibles en las calles de nuestras ciudades, los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado son la gran muralla que nos separa y protege de los criminales y del caos.

De igual modo, los servicios de información, en realidad de espionaje, son los que se encargan de detectar y eliminar las grandes amenazas que el ciudadano nunca percibe salvo que se produzca una gran brecha. Y aunque pudiera parecer que, una vez caídos el muro de Berlín, el telón de acero y rematada la Guerra Fría, ya no tienen sentido agentes 007, lo cierto es que los peligros siguen acechándonos, entre los nuestros cuando algunos venden información, o fuera, como en Ucrania, en guerra con el gigante ruso.

Que se lo pregunten a Marianna Budanova, esposa del teniente general Kirilo Budanov, jefe de los servicios secretos de la inteligencia militar ucraniana, que mantiene en jaque a sus homólogos rusos. Marianna, ha tenido que ser ingresada de urgencia tras haber sido envenenada por metales pesados. Ya sabemos que los espías y contraespías rusos tienen debilidad por los envenenamientos, ya sean rápidos o extendidos a lo largo del tiempo, como parece ser el caso de Budanova, quien no ha sido la única ucraniana atacada pero quizá sí la que ha captado más atención mediática. Aunque su marido pudiera parecer el objetivo principal, ella también es una persona muy influyente, ya que es asesora del alcalde de Kiev. En cualquier caso, las alarmas han saltado en Ucrania. No se descarta que viejos elementos del KGB reconvertidos en espías del SBU ucraniano todavía sean leales al Kremlin, un riesgo extremo que deben atajar en una guerra paralela a la que se libra en el frente de batalla. Por fortuna, Marianna ya se está recuperando.