A nadie le gusta envejecer, pero, lo cierto es que, con la edad, se puede alcanzar un estado mental y anímico totalmente envidiable. El conocimiento y la experiencia adquiridos ofrecen una perspectiva más ecuánime y sosegada del entorno, la sociedad y, sobre todo, de la vida de cada uno, sin que ello sea obstáculo para continuar activo, tener interés por aprender y experimentar cosas nuevas.

Lamentablemente, no todo es positivo, siempre se quedan en el tintero muchas cosas que nos hubiera gustado hacer, lugares que nos hubiera entusiasmado conocer y experiencias que nos hubiera encantado tener.

Nuestra mochila emocional se va llenando de vacíos porque la vida nos va privando de referencias personales, culturales y sociales. La soledad y el sentimiento de no saber qué hacer cuando se alcanzan metas o fechas que marcan cambios trascendentales pueden ser traumáticos.

Además, con el tiempo algunas facultades se van mermando, los reflejos y movimientos son más lentos y los cerebros tardan un poquito más en responder. Aceptar esas pequeñas limitaciones y trabajar para superarlas no son obstáculo para vivir una vida plena y seguir aportando a la sociedad la sabiduría y experiencia de la que estamos tan necesitados.

Sin embargo, tan importante es que nuestros mayores sigan adelante con espíritu positivo y contemos con ellos para que sigan aportando, como que ellos reconozcan que hay que dejar que las nuevas generaciones tomen el mando, tal y como se está poniendo en evidencia con la nueva carrera presidencial en Estados Unidos.

Desde el inicio de su mandato presidencial, Joe Biden, de 81 años, ha estado en el ojo del huracán debido a la torpeza de algunos de sus movimientos y sus lapsus mentales.

Por su parte, Donald Trump, de 77 años, es incapaz de dejar atrás sus exabruptos, su discurso simple y rancio, y aceptar que su tiempo para ser presidente de la nación americana también ha pasado.

Y no podemos olvidar la trasnochada belicosidad de Vladimir Putin de 71 años y la de Netanyahu de 74.

El edadismo hoy no es admisible pero tampoco lo son las gerontocracias. Sin duda, es tiempo de cambios.

QOSHE - Tiempo de cambios - Yashmina Shawki
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Tiempo de cambios

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18.02.2024

A nadie le gusta envejecer, pero, lo cierto es que, con la edad, se puede alcanzar un estado mental y anímico totalmente envidiable. El conocimiento y la experiencia adquiridos ofrecen una perspectiva más ecuánime y sosegada del entorno, la sociedad y, sobre todo, de la vida de cada uno, sin que ello sea obstáculo para continuar activo, tener interés por aprender y experimentar cosas nuevas.

Lamentablemente, no todo es positivo, siempre se quedan en el tintero muchas cosas que nos hubiera gustado hacer, lugares que nos hubiera entusiasmado........

© La Voz de Galicia


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