La palabra claudica sometida al poder. En política internacional la conceptualización (decir a las cosas por su nombre) vive bajo la dictadura del tiempo interesado de la política. Es así porque las palabras y los nombres movilizan, perturban los ánimos, encienden revueltas sociales. Nadie se echa a la calle si no tiene un dolor y «el nombre hace la cosa», adelantará Fuster. Primero la herida, después la contestación. Pedro Arrojo, relator especial de la ONU, dice que la guerra en Palestina «se encamina a un genocidio». Se encamina. Quizá vendrá. Quizá hay que esperar.

El execrable ataque de Hamás fue rápidamente tachado de terrorismo. Nadie duda que lo fue. Por mucho que se diga, ha habido consenso en aceptar que dicha acción fue inaceptable, con un ataque indecente contra civiles. Algunos han considerado, eso sí, que quizá la acción del 7 de octubre nació antes, se justificó mucho antes, décadas antes. Que esta guerra no empezó, ni mucho menos, ese día 7. «Ocupación sofocante desde hace 56 años», dijo el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres. Pero más allá de eso, una acción terrorista inaceptable.

La deshumanización cayó rápidamente sobre los terroristas, como antes sucumbió sobre Putin, del que incluso se habló de su salud mental. La Corte Penal Internacional dictó orden de detención contra él por crímenes de guerra. Ahí, no hubo titubeos. Hace unas semanas se inventaron que Hamás había asesinado a 40 bebés. Salvajes, se dijo. Después, los mismos israelíes aceptaron que no era cierto pero es una mentira que sigue siendo verdad en algunos muros de Twitter (X) de representantes importantes. Martín Caparrós dice que la consideración de terrorismo ya conlleva la condena.

Sin embargo, está costando mucho calificar las acciones de Israel de terrorismo de Estado, de crímenes de guerra, de limpieza ética o de genocidio. El número de muertos palestinos por la ofensiva militar contra la Franja de Gaza aumentaba el viernes 3 de noviembre a 9.061, incluidos 3.760 niños y 2.326 mujeres. La cifra seguro que, desgraciadamente, habrá caducado cuando el artículo esté siendo leído y serán muchos más. Es decir, como mínimo más de 6.000 inocentes. Casi 4.000 niños. Niños y niñas. Como el suyo o el mío. Asesinados. Inhumano. Se han bombardeado hospitales (y a enfermos), convoyes de ambulancias o campos de refugiados. Sin embargo, la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos señaló que, dado el elevado número de muertos y heridos civiles en Gaza «y la magnitud de la destrucción tras los ataques aéreos israelíes contra el campo de refugiados de Yabalia, los ataques desproporcionados podrían equivaler a crímenes de guerra». Podrían. En condicional.

En 2009 la ONU ya realizó un informe sobre los crímenes de guerra de Israel contra Gaza en la Operación Plomo Fundido. Acciones que coinciden con las cometidos estos días. Años después supimos que lo de 2009 fueron crímenes de guerra pero ahora vuelve a haber (o a mostrarse en público) dudas. Las muertes de 2009 ya no movilizan, por eso las palabras pueden aproximarse a la realidad. Deberán pasar diez años para que se le diga a las acciones militares actuales por su nombre.

Según la ONU, en los casi 600 días de guerra en Ucrania han muerto 9.600 personas, de las que 554 eran niños. Save the children constata que en Gaza en 25 días han sido asesinados 3.700 niños. Sólo posible por una acción militar indiscriminada que no diferencia a los terroristas de la población civil. Naciones Unida pidió una simple «pausa humanitaria». Da igual que el resto del tiempo reinase la deshumanización, la barbarie. Una simple pausa. EEUU e Israel votaron en contra. El derecho a veto de los primeros impidió la resolución de Naciones Unidas. Desde Israel se tachó la propuesta de «despreciable llamamiento».

Y entre el ensordecedor ruido de este mundo hiperconectado en el que no se escucha nada (muchos hablan pero pocos escuchan), el discurso hegemónico se impone. TVE emitió una pieza en la que destacaron que el hámster de una niña israelí murió en un ataque. Casi 4.000 niños palestinos muertos impunemente pero se dedican piezas periodísticas a un hámster ¿Por qué esa distancia abismal? El pueblo israelí, mayormente, ha perdido solamente la seguridad. El palestino está siendo masacrado.

El discurso hegemónico se impone. La palabra del poder. Los intereses de la dichosa geopolítica, de una visión muy particular del mundo. Esa que controla los tiempos, que usa el reloj para activar y desactivar, que desmoviliza a la ciudadanía a placer e interés.

La palabra es una arma más. Quizá la más peligrosa. Porque es la única capaz de mover o paralizar este mundo hiperfracturado. Como escribe Enrique Díaz Álvarez, la violencia se ejerce con el lenguaje pero también se combate con él. La única forma de revertir la aniquilación es visibilizar las palabras de las víctimas.

QOSHE - El poder de la palabra, la palabra del poder - Carles Senso
menu_open
Columnists Actual . Favourites . Archive
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close
Aa Aa Aa
- A +

El poder de la palabra, la palabra del poder

2 0
07.11.2023

La palabra claudica sometida al poder. En política internacional la conceptualización (decir a las cosas por su nombre) vive bajo la dictadura del tiempo interesado de la política. Es así porque las palabras y los nombres movilizan, perturban los ánimos, encienden revueltas sociales. Nadie se echa a la calle si no tiene un dolor y «el nombre hace la cosa», adelantará Fuster. Primero la herida, después la contestación. Pedro Arrojo, relator especial de la ONU, dice que la guerra en Palestina «se encamina a un genocidio». Se encamina. Quizá vendrá. Quizá hay que esperar.

El execrable ataque de Hamás fue rápidamente tachado de terrorismo. Nadie duda que lo fue. Por mucho que se diga, ha habido consenso en aceptar que dicha acción fue inaceptable, con un ataque indecente contra civiles. Algunos han considerado, eso sí, que quizá la acción del 7 de octubre nació antes, se justificó mucho antes, décadas antes. Que esta guerra no empezó, ni mucho menos, ese día 7. «Ocupación sofocante desde hace 56 años», dijo el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres. Pero más allá de eso, una acción terrorista inaceptable.

La deshumanización cayó rápidamente sobre los terroristas, como antes sucumbió........

© Levante


Get it on Google Play