En estas mismas páginas de Levante-EMV, Juan R. Gil , en su Tres en línea, abría hace poco tiempo uno de los melones políticos más interesantes del recién estrenado año en el País Valencià: el próximo candidato de la derecha a President será Carlos Mazón, salvo un tsunami de esos que cada vez se generan más a menudo en la piel de toro, pero no sabemos quiénes serán sus oponentes desde la izquierda; y si PP-Vox mantiene aquí un romance inenarrable, todos los partidos representados en el anterior gobierno del Botànic (los socialistas del PSPV, la variopinta coalición Compromís y la de UP: Podem-Podemos y Esquerra Unida del País Valencià-Izquierda Unida) se encuentran a día de hoy en busca de autores.

Al igual que, pasando a la pantalla estatal, sucede con Sumar, quien debe recomponerse tras las recientes deserciones-tránsfugas y terminar de fraguar, o como pasa con Izquierda Unida, el más antiguo de los actores a la izquierda del PSOE (con el Partido Comunista e Izquierda Republicana dentro), cuyo coordinador y ex ministro, Alberto Garzón, acaba de retirarse. Entran y salen cada vez más jóvenes y jóvenas.

En esas cavilaciones andábamos para el presente texto, cuando el pasado día diez, natalicio del presidente de la República Azaña en Alcalá de Henares, se produjeron en una sesión del congreso de los diputados celebrada en el senado -la cosa prometía- por renovación informática del casón Jerónimo, suponemos que con fondos de nueva generación digital, unos hechos que hasta esa jornada nos parecían imposibles, los representantes de Podemos, desde el grupo mixto de la cámara, pues se presentaron a las elecciones como Sumar, se unieron al voto negativo de la triple alianza de derecha dura PP-VOX-UPN, algo inédito en el denominado grupo de investidura.

Para lograr tumbar uno de los tres decretos de ley impulsados por el ejecutivo: el referido a la reforma de las percepciones por desempleo de la vicepresidenta Yolanda Díaz -lo que no lograron los traidores de UPN la pasada legislatura lo ha doblegado Podemos en la presente-, bajo un pretexto que los sindicatos se han encargado de desmontar y poniendo en cuestión la llegada de fondos europeos o retrasando unas mejoras básicas para cientos de miles de personas necesitadas.

Ya advertimos en su momento, tras los afanes fracasados para ser investido de Núñez Feijóo, que quizá no debiera haber sondeado el entorno de Waterloo, con lo cerca que le caía Galapagar de su genovesa sede y contaban con cinco votos, uno más de los cuatro que le faltaron: hacer ministra a la ex diputada Montero es menos duro que escalar el Puigdemont. Y también hablamos en estas páginas de la vocación transversal, desde el centro-izquierda en adelante, del equipo fundador de Podemos, que fue perdiendo efectivos uno a uno hasta llegar al liderazgo mesiánico de Iglesias.

Aunque nos ha pillado por sorpresa la vuelta a los orígenes, ampliados, que Belarra ha propiciado con su alineamiento con la derecha y la ultra derecha. Su nueva forma de favorecer a la gente, a los de abajo, ha llegado a un grado de espiritualidad tal que, como en el caso de los efectos cual auto puñalada de la llamada ley del sí es sí, el común de los mortales no entendemos. No hay polarización, es moda pura, pues se han asentado tres culturas: conservadoras, izquierdistas y populistas. Hay desasosiego.

Podemos nunca ha representado al movimiento ciudadano del 15M, cuya señal de recuerdo en la plaza del Ayuntamiento de València, como ciudad pionera, es de lo primero que desapareció con raro odio la nueva alcaldesa Catalá, y las huestes de Iglesias no fueron los hijos de ello, y menos aún padres, ni nacieron bajo otro calor que el de su mesa camilla fundacional, ya tan reducida que el brasero ha terminado atufándoles. Para futuras ocasiones dejaremos el devenir de las izquierdas valencianas. O tempora, o mores.

QOSHE - No pudieron, nada pueden, ni podrán - F. Javier Casado
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No pudieron, nada pueden, ni podrán

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19.01.2024

En estas mismas páginas de Levante-EMV, Juan R. Gil , en su Tres en línea, abría hace poco tiempo uno de los melones políticos más interesantes del recién estrenado año en el País Valencià: el próximo candidato de la derecha a President será Carlos Mazón, salvo un tsunami de esos que cada vez se generan más a menudo en la piel de toro, pero no sabemos quiénes serán sus oponentes desde la izquierda; y si PP-Vox mantiene aquí un romance inenarrable, todos los partidos representados en el anterior gobierno del Botànic (los socialistas del PSPV, la variopinta coalición Compromís y la de UP: Podem-Podemos y Esquerra Unida del País Valencià-Izquierda Unida) se encuentran a día de hoy en busca de autores.

Al igual que, pasando a la pantalla estatal, sucede con Sumar, quien debe recomponerse tras las recientes deserciones-tránsfugas y terminar de fraguar, o como pasa con Izquierda Unida, el más antiguo de los actores a la izquierda del PSOE (con........

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