Me rindo. Llevo años combatiendo que ‘la ciudad del Turia’ no es un buen sinónimo para València, por causas obvias. Hace lustros que el río no lleva agua cuando entra por Manises, y porque aunque está muy presente su cauce viejo, ya no separa barrios, sino que los junta para mayor disfrute vecinal en un inmenso jardín. Además, la metrópoli geográfica ya se extiende desde el Palancia al Xúquer. Pues, cuando parecía que al final se había impuesto la realidad, y se empezaba a usar más el ‘Cap i Casal’ como equivalente, en esas llega un fenómeno cervecero imprevisto, para convertirnos en la ‘ciudad de la Turia’. Esa tostada aromática de tonos rojizos que lleva las Torres de Serranos como imagen se ha impuesto en pocos años, no solo aquí, está igual de presente en Barcelona, por cuestiones del grupo cervecero y también se empieza a ver en el complicado mercado de la hostelería madrileña, en una especie de invasión periférica de carácter espumoso donde tiene a una estrella de Galicia de aliada.

Las Torres.

Supongo que el fenómeno Turia se estudiará pronto en las escuelas de marketing, porque no recuerdo ninguna otra marca de mi niñez que haya sido recuperada con tanto éxito. Está también El Águila, cierto, pero el logo se ha modernizado para huir de la connotación imperial del primogénito. Sin salir del ámbito de las bebidas, los boomers recordamos la infinidad de gaseosas que había, en función de la comarca. En València, El Siglo y La Senyera competían con la Casera, que es la única que ha sobrevivido, junto a las marcas blancas. Pero es que la Turia solo ha tenido que estilizar el dibujo de las Torres de Serranos para alzarse en los primeros puestos de preferencia, incluso por delante de la Alambra verde.

Ósmosis inversa.

También cada zona tenía su propia marca de cerveza antes de la globalización, pero por razones de producción, pues se necesita mucha agua para los miles de litros que se consumen a diario. Por eso las fábricas se levantaron junto a los ríos. Eso hasta que se generalizó el proceso de ósmosis inversa por el cual se eliminan todas las impurezas del agua, y tras ese tratamiento físico-químico, el líquido elemento es igual aquí que en Singapur, por ejemplo. Un método que empezó a utilizar con éxito la Coca-Cola, que por eso sabe igual en todos los rincones del mundo. Así que aquella aventura artesanal que un grupo de amigos lanzó en 1935, y después de muchos altibajos, con la guerra primero, persiste con notoriedad. Desde aquella primera ‘cerveza especial, tipo bock’, a la actual ‘Turia Märzen’, pasando por la ‘Stark’ y la ‘Golden Bier’, aquella fábrica que estaba en San Vicente, casi a la altura de la Cruz Cubierta, y que fue derruida hace pocos años, ha estado presente durante varias generaciones en muchos hogares valencianos. Hay otra expresión que me molesta todavía más que la ‘ciudad del Turia’, y es ‘che’ para referirse a la afición valencianista, pues no conozco a ningún abonado de Mestalla que me haya dicho nunca en medio siglo que es ‘che’, ni tampoco Guevara. Se la inventó la prensa madridista.

Una pena que la representación de ‘Miércoles que parecen jueves’ en el Talia solo haya durado una semana. El teatro se ha llenado todos los días con la inteligente propuesta de Juan José Millás sobre la cotidianidad de lo irreal, con una interpretación soberbia de Clara Sanchis, la hija de Magüi Mira y José Sanchis Sinestierra, puro teatro desde nacimiento, que bien dirigida por Mario Gas, hace que la carcajada vuelva a ser inteligente y que al mismo tiempo sirva para alimentar el espíritu crítico. La familia Fayos ha preparado una programación muy interesante para el Talia, ese coqueto espacio donde el teatro respira por sus cuatro esquinas.

QOSHE - La ciudad de la Turia - Joan Carles Martí
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La ciudad de la Turia

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06.11.2023

Me rindo. Llevo años combatiendo que ‘la ciudad del Turia’ no es un buen sinónimo para València, por causas obvias. Hace lustros que el río no lleva agua cuando entra por Manises, y porque aunque está muy presente su cauce viejo, ya no separa barrios, sino que los junta para mayor disfrute vecinal en un inmenso jardín. Además, la metrópoli geográfica ya se extiende desde el Palancia al Xúquer. Pues, cuando parecía que al final se había impuesto la realidad, y se empezaba a usar más el ‘Cap i Casal’ como equivalente, en esas llega un fenómeno cervecero imprevisto, para convertirnos en la ‘ciudad de la Turia’. Esa tostada aromática de tonos rojizos que lleva las Torres de Serranos como imagen se ha impuesto en pocos años, no solo aquí, está igual de presente en Barcelona, por cuestiones del grupo cervecero y también se empieza a ver en el complicado mercado de la hostelería madrileña, en una especie de invasión periférica de........

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