Vaya por delante que no nos cabe duda de la necesidad de someter a un control público externo, en defensa de la ciudadanía, las grandes operaciones de concentración empresarial para preservar sectores nacionales estratégicos frente a intromisiones potencialmente peligrosas de Estados extranjeros —particularmente, ajenos a la Unión Europea a la que, afortunadamente, pertenecemos— y para garantizar la competencia empresarial efectiva que, a la postre, redunda en beneficio de los consumidores.

Del mismo modo, tampoco nos cabe duda de que el control interno de las grandes corporaciones privadas por los gobiernos mediante la colonización política de sus consejos de administración suele presentar el riesgo cierto de estimular incentivos ineficientes para el buen gobierno corporativo y, por ello, para uno de los factores básicos de la sostenibilidad empresarial. Ello es así porque aquella colonización política de los consejos de administración de las grandes corporaciones privadas acaba ubicando, con frecuencia, en tales consejos a personas ayunas de los conocimientos jurídicos y financieros exigibles que suplen su ignorancia con obediencia sectaria.

Pues bien, cuando proyectamos estas ideas generales sobre el comportamiento de nuestro Ejecutivo en torno a las grandes operaciones de concentración empresarial que han afectado y siguen afectando a sociedades que ocupan posiciones relevantes en el tejido empresarial español, como es el caso Ferrovial, Talgo, Telefónica y Naturgy; debemos confesar que nos invade un profundo desasosiego por varios motivos que pasamos a compartir con los lectores de este diario que nos acoge:

En primer lugar, nos preocupa que pueden extenderse a estas corporaciones privadas las prácticas nefatas que hemos visto en la gestión de algunas empresas públicas relevantes en forma de "koldonización" de empresas de infraestructuras ferroviarias o de nepotismo de las empresas postales que las han llevado a una situación ruinosa que finalmente sufragaremos los sufridos contribuyentes.

En segundo lugar, nos alarma también que, ante operaciones —en principio, de compañías privadas— en marcha que afectan a nuestro mercado de valores y, por lo tanto, son especialmente sensibles a informaciones públicas como es la OPA de la compañía húngara —y por lo tanto, domiciliada en un Estado miembro de la UE— GANZ-MAVAG EUROPE ZRT sobre TALGO anunciada el pasado 7 de marzo en la página web de la CNMV; el responsable de transportes no haya tenido mejor idea que advertir de la eventual negativa del Gobierno a autorizar la OPA y a incentivar la aparición de lo que se denomina un "caballero blanco" en forma de otra empresa que compita con la OPA magiar (el lector interesado en informarse con algo más de detalle sobre esta operación puede consultar la entrada que publicamos el pasado jueves día 18 en nuestro blog financiero sobre "La OPA húngara sobre TALGO: Una oferta estratégicamente compleja y unas interferencias políticas insólitas entre Estados miembros de la UE").

En tercer lugar, nuestra conciencia de modesto profesor de Derecho mercantil se agita cuando comprobamos que estas manifestaciones muestran la visión un tanto pintoresca que tiene nuestro Ejecutivo de las libertades fundamentales de establecimiento y de libre circulación de capitales en el mercado interior de la UE. Estrabismo gubernamental que nos parece preocupante porque ya lo denunciamos hace aproximadamente un año en nuestro blog financiero con ocasión de la oposición del Gobierno a la fusión transfronteriza intracomunitaria inversa del Grupo Ferrovial (el lector interesado puede ver la entrada de 14 de abril de 2023 titulada "FERROVIAL: su fusión transfronteriza intracomunitaria inversa: La aprobación, las condiciones y la desorientación gubernamental"). La alarma nos invade porque la ignorancia sobre el Derecho comunitario parece ser contumaz a la vista de las noticias sobre la entrada gubernamental en Telefónica y en Naturgy. En el caso de Telefónica, los límites propios de este artículo periodístico nos obligan a remitir al lector interesado en informarse con algo más de detalle a las entradas que publicamos en nuestro blog financiero el 1 de marzo de 2024 titulada "SEPI DIGITAL, TELEFÓNICA. fondos europeos y ¿libre competencia en la UE? Conviene no unir torpeza a corrupción en la gestión de los fondos europeos"; del 23 de diciembre de 2023 bajo el título de "TELEFÓNICA: operaciones relevantes sobre su capital. ¿Camino a la estatalización? Un drama en dos actos con entreacto incluido".

En conclusión, las noticias señaladas nos parecen especialmente preocupantes por las dos razones técnico-jurídicas siguientes: primera, porque parecen anunciar movimientos de "colonización política" de los consejos de administración de las sociedades mencionadas por completo contrarios al Código de buen gobierno de las sociedades cotizadas cuya última versión, revisado en junio 2020, figura publicado en la web de la CNMV. En este sentido, nos permitimos recomendar vivamente a los lectores de este diario que consulten este Código de buen gobierno antes de que las interferencias gubernamentales lo conviertan en una novela de literatura fantástica. Segunda, porque parece que nuestro Gobierno no acaba de diferenciar entre el régimen jurídico de las concentraciones de sociedades intracomunitarias (en las que participan, por ejemplo, sociedades holandesas o húngaras) y concentraciones de sociedades extracomunitarias (en las que participan, por ejemplo, sociedades domiciliadas en los Emiratos Árabes).

QOSHE - Asalto al poder - Alberto Javier Tapia Hermida
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Asalto al poder

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20.04.2024

Vaya por delante que no nos cabe duda de la necesidad de someter a un control público externo, en defensa de la ciudadanía, las grandes operaciones de concentración empresarial para preservar sectores nacionales estratégicos frente a intromisiones potencialmente peligrosas de Estados extranjeros —particularmente, ajenos a la Unión Europea a la que, afortunadamente, pertenecemos— y para garantizar la competencia empresarial efectiva que, a la postre, redunda en beneficio de los consumidores.

Del mismo modo, tampoco nos cabe duda de que el control interno de las grandes corporaciones privadas por los gobiernos mediante la colonización política de sus consejos de administración suele presentar el riesgo cierto de estimular incentivos ineficientes para el buen gobierno corporativo y, por ello, para uno de los factores básicos de la sostenibilidad empresarial. Ello es así porque aquella colonización política de los consejos de administración de las grandes corporaciones privadas acaba ubicando, con frecuencia, en tales consejos a personas ayunas de los conocimientos jurídicos y financieros exigibles que suplen su ignorancia con obediencia sectaria.

Pues bien, cuando proyectamos estas ideas generales sobre el comportamiento de nuestro Ejecutivo en torno a las grandes operaciones de concentración empresarial que han afectado y siguen afectando a sociedades que ocupan........

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