En esta España nauseabunda en la que nos ha tocado vivir, donde las infamias se suceden a mayor velocidad que nuestra capacidad para procesarlas e indignarnos; y los medios de comunicación dan cuenta del tiovivo vertiginoso de escándalos gubernamentales y para-gubernamentales; y la prensa sedicentemente progresista se ocupa de magnificar las noticias de las corrupciones continuas para equiparar a los partidos políticos y, así, tener a la población constantemente aturdida y ayuna de criterio; este diario que nos acoge en su seno sorprendía nuestra atención cuando, en pasado día 21 de los corrientes, nos brindaba el titular siguiente: "Pere Aragonés defiende la soberanía fiscal para Cataluña. Aragonés defiende su propuesta de financiación y recuerda el referéndum en Guinea Ecuatorial".

Las manifestaciones solemnes del nacionalista presidencial nos han dejado estupefactos porque, de inmediato, nos hemos preguntado: ¿En qué se parece Cataluña a Groenlandia o a Guinea Ecuatorial?

De inmediato, hemos buscado semejanzas en sus ubicaciones geográficas, en sus relaciones políticas con las metrópolis respectivas (Dinamarca en un caso y España en otro), en sus contextos históricos y hemos de confesar que no hemos encontrado las simetrías que sin duda han vislumbrado el declarante o su equipo de asesores. Y esta incomprensión nos ha sumido estos días en la depresión propia del ignorante racional. Hasta que hemos caído en la cuenta de que nuestra culpa es no haber aplicado el pensamiento racista que como maestro de budismo Zen practica el líder nacionalista, exclamando asertos tan solemnes como misteriosos. Basados todos ellos en el axioma incontestable de que un ciudadano o ciudadana, por ejemplo, de Almería o —como quien esto suscribe— de Vigo presentamos de nuestro cráneo o en el RH de nuestra sangre diferencias manifiestas que justifican un diferente tratamiento fiscal respecto de los nacidos/as en el Noreste.

Por último, debemos advertir a los lectores de este diario que llueve sobre mojado (debíamos decir inundado) porque vemos que el pasado 23 de noviembre de 2023 esta mismo diario nos informaba de que "Junts y ERC exigen ahora la ‘deuda histórica’ del Estado con Cataluña: 465.000 millones de euros. Plantean una ‘ley de financiación singular’ que corrija el supuesto déficit fiscal, una Agencia Tributaria y una Seguridad Social catalana".

Así pues, este Babel financiero que nos pretenden ahora vender viene pretendiendo hundir sus raíces en una mentira histórica que cualquier economista objetivo desecharía de inmediato.

Por lo anterior nos parece que el nuevo modelo de financiación de Cataluña que los partidos nacionalistas nos quieren vender con el apoyo del partido gubernamental puede resumirse en la malversación de los fondos que pretender captar, la insolidaridad respecto del resto de ciudadanos españoles y la corrupción que pretenden prolongar sine die.