Ofrezco a los lectores de este diario un nuevo ejercicio de indignación creadora suscitado por las noticias del silencio espeso, viscoso y cobarde del Parlament. Nos referimos a la reciente negativa del Parlament de Cataluña a guardar un minuto de silencio por los agentes de la Guardia Civil asesinados en Barbate. En este sentido la prensa diaria del pasado día 13 del mes en curso daba la noticia de que los grupos independentistas/racistas del Parlament, PSC, ERC, Junts, comunes y la CUP se habían negado a hacer un minuto de silencio en honor a los guardias civiles asesinados en Barbate (Cádiz). En particular, nos ha llamado poderosamente la atención el siguiente titular: "El Parlament rechaza un minuto de silencio por los guardias civiles muertos por una narcolancha. Un mismo hecho, dos visiones contrapuestas. Esto es lo que ha pasado este martes en el Parlament con la petición de condenar la muerte de dos agentes de la Guardia Civil arrollados por una narcolancha en Barbate (Cádiz)" (Carlota Camps, El Periódico (de Cataluña) Barcelona 13 febrero de 2024).

Pues bien, esta noticia —de una equidistancia nauseabunda— nos suscita tres reflexiones que queremos compartir con ustedes. Primero, cuando leemos que los dos agentes de la Guardia Civil fueron "arrollados por una narcolancha en Barbate (Cádiz)", nos queda la duda sobre la causa de la muerte aparentemente accidental (que pudiera haber acaecido en una suerte de pesca del atún). Segundo, cuando la noticia añade, de inmediato, que se trata de "un mismo hecho, dos visiones contrapuestas"; volvemos a dudar de si la circunstancia de haber acaecido en la provincia de Cádiz y no en la de Barcelona impide calificar los trágicos asesinatos como una "cuestión catalana" que, por lo tanto, no merece el modestísimo minuto de silencio. Por último, al resaltar la noticia el origen del agente fallecido nos está sugiriendo que esta condición hubiera sido decisiva para haber merecido el homenaje, implicando "a contrario sensu" que la distinta procedencia del otro agente asesinado por los narcos le privaba del derecho a recibir el homenaje negado, en todo caso, a su compañero. Y, justo en este momento, tal y como me sucedió la semana pasada, comienzo a notar problemas estomacales que me recomiendan acudir urgentemente a un médico especialista en aparato digestivo que ponga solución a la —¿casual o casual?— ganas de vomitar que me invade.

Una vez superada la náusea, percibo en nuestra nación una situación del todo paradójica (un clásico "contradiós") que quiero compartir con ustedes. Por una parte, el sepelio de los dos guardias civiles asesinados en Barbate se hubiera celebrado —en cualquier Estado europeo, civilizado o, simplemente, Estado organizado como tal— como un Funeral de Estado, como muestra de respeto a los servidores públicos asesinados. Sin embargo, en nuestro país no sólo el presidente del Gobierno se dedico a visitar la infausta Gala de los Goya —que confiamos quede en la memoria de las personas decentes como el aquelarre insensible del denominado "Submundo de la Kultura" dolor del pueblo español que fue— sino que tenemos noticias de que "denuncian la prohibición de Marlaska a los agentes de asistir a actos de homenaje a sus compañeros asesinados. Un ciudadano anónimo así se lo ha hecho saber a EDATV y señala que es probable que esta prohibición responda ‘a una orden política’. (…) Sin embargo, y a pesar de las muestras de cariño de miles de personas a los agentes asesinado, EDATV ha conocido hoy que se están llevando a cabo restricciones y prohibiciones para que los agentes de otras comandancias no puedan asistir a estos actos a homenajear a los compañeros fallecidos".

Mientras esta infamia nacional se perpetúa en el tiempo, siguen los espectáculos del desembarco impune de fardos de droga en las playas de la Costa del Sol; al tiempo que siguen las explicaciones —próximas a la justificación— de que el nivel de desempleo en La Línea o en Barbate justifica la expansión del narcoestado mafioso. Invitamos a los lectores a que reflexionen, por un instante, que ello implica justificar el asesinato de los servidores del orden por la posibilidad de ganar hasta 1500 euros por noche por hacer de ojeador de los narcotraficantes avisándoles de la eventual llegada de esos mismos Guardias Civiles que después asesinan impunemente o la seguridad de ingresar hasta 50.000 euros por pilotar una planeadora de la muerte que al huir pone en riesgo la vida de Guardias Civiles o, lo que es peor, destroza directamente sus cuerpos como hemos visto todos que sucedió en Barbate.

Como la esperanza es lo último que se pierde y yo aún conservo un resto mínimo de ella, quiero acabar esta opinión haciendo una súplica a las mujeres y hombres de la sociedad enferma en la que habito: "Ten audacia y fe en ti mismo. ¡Ay de ti si tienes miedo" (Fiedrich Nietzcche).

QOSHE - El minuto de cacofonía infame del Parlament - Alberto Javier Tapia Hermida
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El minuto de cacofonía infame del Parlament

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21.02.2024

Ofrezco a los lectores de este diario un nuevo ejercicio de indignación creadora suscitado por las noticias del silencio espeso, viscoso y cobarde del Parlament. Nos referimos a la reciente negativa del Parlament de Cataluña a guardar un minuto de silencio por los agentes de la Guardia Civil asesinados en Barbate. En este sentido la prensa diaria del pasado día 13 del mes en curso daba la noticia de que los grupos independentistas/racistas del Parlament, PSC, ERC, Junts, comunes y la CUP se habían negado a hacer un minuto de silencio en honor a los guardias civiles asesinados en Barbate (Cádiz). En particular, nos ha llamado poderosamente la atención el siguiente titular: "El Parlament rechaza un minuto de silencio por los guardias civiles muertos por una narcolancha. Un mismo hecho, dos visiones contrapuestas. Esto es lo que ha pasado este martes en el Parlament con la petición de condenar la muerte de dos agentes de la Guardia Civil arrollados por una narcolancha en Barbate (Cádiz)" (Carlota Camps, El Periódico (de Cataluña) Barcelona 13 febrero de 2024).

Pues bien, esta noticia —de una equidistancia nauseabunda— nos suscita tres reflexiones que queremos compartir con ustedes. Primero,........

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