Que el Gobierno de España tenga que negociar en el extranjero, con un prófugo de la justicia que intentó dar un golpe de Estado, y con la presencia de un mediador internacional de El Salvador, es de una sordidez e indecencia democrática, que lo único que produce es una profunda vergüenza. Y, por si fuera poco, Sánchez ha anunciado que habrá otra mesa negociadora con ERC, también en la ciudad suiza, para que Doña Marta Rovira no tenga que desplazarse y la puedan detener antes de ser amnistiada. ¡Que vergüenza! y que humillación para nuestra Nación.

Para que no se escandalicen los muy "estrechitos", me reafirmo en que ha sido el Gobierno de España, y no el PSOE, el que ha negociado este pasado sábado en Ginebra con Puigdemont. Formalmente, ese "chico para todo" que es el navarro Santos Cerdán, no es ministro, pero acudió a Ginebra con todas las bendiciones de su máximo jefe que da la casualidad que es el presidente del Gobierno. Igual que otro socialista, Jesús Eguiguren, fue hace unos años a negociar con el etarra Josu Ternera, en nombre del entonces jefe del ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero y pilotado por quien en el fondo dirigió aquella negociación política con ETA, el difunto Alfredo Pérez Rubalcaba.

Si todo lo que se le ocurre a Sánchez para contrarrestar las críticas que ha suscitado ese encuentro clandestino en Ginebra, es decir, como hizo este lunes en su emisora amiga, que Aznar también negoció en esa misma ciudad suiza con ETA, es que el grado de cinismo, de maldad o de profunda ignorancia del presidente del Gobierno es muy elevado. ¿Qué tendrá que ver una reunión —solo hubo una— de los enviados de Aznar con ETA, para testar la voluntad de la banda terrorista de dejar de matar, después de haber declarado una tregua, con una reunión impuesta a Sánchez por el prófugo de la justicia, para empezar a concretar la vía del referéndum en Cataluña? Sánchez tiene la mala costumbre de tomar a los españoles por tontos, y comparar una cosa con la otra, sin hacer referencia, por cierto, a las negociaciones políticas que tuvo el gobierno de Zapatero con ETA, es una frivolidad más del personaje.

La imagen que está dando España, por mor de las locuras de Sánchez, es penosa. ¿Qué pensarán de nosotros en países que tienen unas democracias consolidadas como Francia, Alemania, Gran Bretaña, Italia? ¿Y en la Unión Europea? Ya sé que hay muchos escépticos respecto a la eficacia y a la solvencia de la UE, pero es una realidad que está ahí, y que con toda seguridad estarán atónitos ante lo que están viendo que Sánchez está haciendo para conseguir el poder: ley de amnistía, negociación del derecho de autodeterminación de regiones de España, condonación de la deuda a Cataluña, invasión del poder judicial y determinar mediante comisiones parlamentarias que jueces han cometido, según su criterio, prevaricaciones.

Ante esta situación, y tras el bochorno y la vergüenza que produce la reunión del pasado sábado en Ginebra, cabe preguntarse si en el PSOE queda alguien con un poco de dignidad. No me refiero a los Bolaños, Lopeces, Monteros, Alegrías, Cerdanes, de turno. Estos son exclusivamente unos mamporreros de su jefe, y de ellos sólo cabe esperar sumisión y servilismo absoluto. No digamos nada del papelón que están haciendo otros ministros como Margarita Robles o Marlaska. ¿Con qué cara piensan volver algún día a la carrera judicial? ¿No les da vergüenza ser cómplices necesarios de todas las fechorías que está cometiendo Sánchez?

Pero no estaba pensando en los citados, cuando planteaba la pregunta de si no queda nadie con dignidad en el PSOE, sea dentro o fuera de los cargos orgánicos. Lo del castellano manchego Emiliano García-Page es ya de aurora boreal. Su última declaración, tan valiente y aguerrido él, es que, de ser diputado, hubiera renunciado a su acta, antes que votar la ley de amnistía. ¿Y por qué no hace algo más Don Emiliano que se pueda comprobar mejor? ¿Por qué no se da de baja en el PSOE como han hecho antes socialistas que tenían muchos más trienios de militancia y méritos que usted, como José Luis Corcuera o Paco Vázquez, o que han sido expulsados, como Nicolás Redondo o Joaquín Leguina? ¿Por qué no le echa un poquito de valor y se atreve a poner en marcha un partido socialdemócrata o, al menos, una corriente crítica dentro del actual PSánchez?

¿No ha llegado la hora que dirigentes históricos del PSOE, como Felipe González o Alfonso Guerra, se decidan a hacer algo más que unas declaraciones críticas contra la actual deriva de su partido cada cierto periodo de tiempo? Ser militante del PSOE, como de cualquier otro partido político, no es algo con lo que uno nace y a lo que no pueda renunciar en vida. González y Guerra, junto con otros socialistas que colaboraron a que el PSOE fuera un partido clave en la transición política y que gobernara catorce años a partir de 1982, deberían plantarse y decir que "hasta aquí hemos llegado". No sé si eso se debe concretar en una escisión, en fundar un nuevo partido, en darse de baja del actual PSánchez, pero algo más —si son demócratas antes que socialistas— deberían hacer para parar esta deriva antidemocrática y humillante para España y para los españoles, en la que está embarcado el autócrata de Sánchez.

QOSHE - Humillación y vergüenza - Cayetano González
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Humillación y vergüenza

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05.12.2023

Que el Gobierno de España tenga que negociar en el extranjero, con un prófugo de la justicia que intentó dar un golpe de Estado, y con la presencia de un mediador internacional de El Salvador, es de una sordidez e indecencia democrática, que lo único que produce es una profunda vergüenza. Y, por si fuera poco, Sánchez ha anunciado que habrá otra mesa negociadora con ERC, también en la ciudad suiza, para que Doña Marta Rovira no tenga que desplazarse y la puedan detener antes de ser amnistiada. ¡Que vergüenza! y que humillación para nuestra Nación.

Para que no se escandalicen los muy "estrechitos", me reafirmo en que ha sido el Gobierno de España, y no el PSOE, el que ha negociado este pasado sábado en Ginebra con Puigdemont. Formalmente, ese "chico para todo" que es el navarro Santos Cerdán, no es ministro, pero acudió a Ginebra con todas las bendiciones de su máximo jefe que da la casualidad que es el presidente del Gobierno. Igual que otro socialista, Jesús Eguiguren, fue hace unos años a negociar con el etarra Josu Ternera, en nombre del entonces jefe del ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero y pilotado por quien en el fondo dirigió aquella negociación política con ETA, el difunto Alfredo Pérez Rubalcaba.

Si todo lo que se le ocurre a Sánchez para contrarrestar las........

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