Pase lo que pase con el partido recién registrado por Guillermo del Valle con el nombre de Izquierda Española ya ha cumplido una función notable: mostrar el caos mental de la izquierda española que no quiere ser española, que lo es a su pesar, pide perdón por ser española y otras variantes del mismo complejo. No hizo más que anunciarse el partido y fue declarado non grato por toda clase de figuras y medios con derechos exclusivos sobre la marca Izquierda. Algunos expulsaron de inmediato al recién nacido a las tinieblas derechistas porque le daban bola en medios conservadores. Si a la derecha le interesa, no puede ser de izquierdas, dictaron los guardianes del cotarro. Claro que si no es de izquierdas y no va a competir con las verdaderas izquierdas, ¿por qué lo reciben con dardos envenenados los centinelas de la ortodoxia izquierdista?

Es interesante que se cuestione el izquierdismo de Izquierda Española y al mismo tiempo se diga que su objetivo, más o menos consensuado con Feijóo, es "robarle votos al PSOE". Otra vez, el bicho de la contradicción. Más aún cuando se augura un sonoro fracaso a los ladrones. Será que en el círculo de Frankenstein, que no es el de Viena, se enervan pensando en la mera posibilidad de que la pieza principal del monstruito se debilite y el tinglado se venga abajo. ¡Por un partido que acaba de registrarse! Para su tranquilidad pueden proponer que se declare delito la intención de "robar votos al PSOE" y, sobre todo: que se prohíba que un partido ponga juntos los términos "izquierda" y "española". A fin de cuentas, sólo es llevar a la ley lo que está en la ortodoxia izquierdista, que establece que una izquierda española es un imposible y una abominación: si es izquierda no es española y si es española no es izquierda.

Los cráneos más privilegiados apuntan a que nunca han tenido éxito en España los planes de poner en pie una izquierda "no nacionalista" y que no lo tendrán. Si lo tendrán o no, ya se verá, pero el hecho es que el propio PSOE fue una izquierda sin especial simpatía por los separatistas durante los años en que mejores resultados obtuvo. Sólo entonces, con González, llegó a tener mayorías absolutas. Todo empezó a cambiar cuando perdió el poder y cambió definitivamente en el 2000, cuando su adversario ganó su primera mayoría absoluta. Desde aquel instante crítico, los socialistas iniciaron el giro que, pasando por el PSC, su tripartito y el Estatuto catalán, acabaría en los brindis a la plurinacionalidad y los pactos con los separatistas del golpe de octubre. No hubo en ese cambio más que un cálculo de poder. Después se reviste de convicciones.

Se suele creer que las convicciones y las ideas que circulan emanan de forma natural de alguna parte: de la sociedad o de los intelectuales, por ejemplo. Pero los izquierdistas de hoy han llegado a convicciones e ideas propias del nacionalismo separatista porque al partido mayoritario en la izquierda le convino asociarse con ese nacionalismo y dio el carné de izquierdas a las patrañas del nacionalismo separatista. Quitarles ese carné es seguramente la principal pretensión de Izquierda Española.

QOSHE - ¿Izquierda y española? ¡Anda ya! - Cristina Losada
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¿Izquierda y española? ¡Anda ya!

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09.01.2024

Pase lo que pase con el partido recién registrado por Guillermo del Valle con el nombre de Izquierda Española ya ha cumplido una función notable: mostrar el caos mental de la izquierda española que no quiere ser española, que lo es a su pesar, pide perdón por ser española y otras variantes del mismo complejo. No hizo más que anunciarse el partido y fue declarado non grato por toda clase de figuras y medios con derechos exclusivos sobre la marca Izquierda. Algunos expulsaron de inmediato al recién nacido a las tinieblas derechistas porque le daban bola en medios conservadores. Si a la derecha le interesa, no puede ser de izquierdas, dictaron los guardianes del cotarro. Claro que si no es de izquierdas y no va a competir con las verdaderas izquierdas, ¿por qué lo........

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