Cual domador de pulgas salió el presidente del Gobierno a la pista para explicar que no sabe qué competencias de inmigración va a delegar a Cataluña por exigencia de Junts. Los de Puigdemont dicen que todas, gestión integral, como cualquier Estado, que ahora ya tienen fronteras. El que se las otorga a cambio de una oportuna ausencia de la votación en el Congreso sólo puede dar evasivas. Cita el artículo tal de la Constitución y el artículo cual del Estatuto catalán, incluso un artículo del Estatuto andaluz, que no pinta nada en este embrollo pero hay que meterlo porque allí gobierna el PP. Pero no es capaz de decir qué competencias ha aceptado delegar. O no sabe o no contesta.

Este es un primer problema, pero no el principal. Lo que ha llevado a P. Sánchez a salir a explicar que no sabe o no contesta es la perplejidad en la que ha sumido a los suyos la posición de Junts sobre inmigración. Porque Junts ha descolocado a la gente de la izquierda a la que le habían enseñado a pensar —¡pensar!— que el separatismo catalán era progre. Los socialistas llevan años dorando la píldora nacionalista para legitimar sus cesiones y sus pactos. No podrían hablar con pomposidad de "mayoría progresista", como hablan, si no incluyeran entre los modelos de progresismo a conocidos extorsionadores de privilegios y promotores del separatismo de los ricos.

Mientras los de Junts y sus predecesores se limitaban a odiar, despreciar o ridiculizar a los que llaman inmigrantes españoles en Cataluña, no había grandes problemas. La izquierda amaestrada puede tolerar, entender y hasta compartir el supremacismo o la xenofobia del separatismo hacia otros españoles, por aquello de la opresión que ejerció la malvada España contra pueblos singulares y maravillosos. Pero si las actitudes xenófobas o supremacistas no afectan a españoles, sino a inmigrantes extranjeros, eso resulta insoportable para los campeones de los buenos sentimientos. Y Junts se ha apuntado nada menos que a la perversión que les han enseñado a identificar con la extrema derecha racista: relacionar inmigración y delincuencia.

He ahí el problema. Hasta Sumar ha tenido que decir algo. Algo fuerte, fortísimo, como que "no se puede volver a repetir". ¿Y para qué se va a repetir? No van a volver a delegar las competencias que deleguen. Pero se ha amaestrado a la gente de la izquierda lo suficiente como para activar reflejos pavlovianos. Bastará repetir mil veces que los xenófobos son los de Vox, más los del PP por pactar con ellos, para que este enojoso asunto deje de ser un incordio. Sin olvidar la prueba fehaciente, incuestionable, que aportó P. Sánchez de que Junts no es xenófobo. ¡Es que Junts ha dicho que no es xenófobo! No hay más que hablar. Si Junts dice que no es xenófobo, no es xenófobo. Y va el hombre y cita a Aristóteles. Tenía que ser una cita falsa.

QOSHE - La izquierda perpleja: ¿Junts no era progresista? - Cristina Losada
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La izquierda perpleja: ¿Junts no era progresista?

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16.01.2024

Cual domador de pulgas salió el presidente del Gobierno a la pista para explicar que no sabe qué competencias de inmigración va a delegar a Cataluña por exigencia de Junts. Los de Puigdemont dicen que todas, gestión integral, como cualquier Estado, que ahora ya tienen fronteras. El que se las otorga a cambio de una oportuna ausencia de la votación en el Congreso sólo puede dar evasivas. Cita el artículo tal de la Constitución y el artículo cual del Estatuto catalán, incluso un artículo del Estatuto andaluz, que no pinta nada en este embrollo pero hay que meterlo porque allí gobierna el PP. Pero no es capaz de decir qué competencias ha aceptado delegar. O no sabe o no contesta.

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