Cuando supo los resultados de las elecciones del 23 de julio, Puigdemont creyó que estaba en disposición de exprimir a Pedro Sánchez como si fuera un limón. Y eso está intentando. Sin embargo, debe de ser que el prófugo, que tanto sabe de Quebec, no tiene ni idea de Derecho constitucional español. Está bien que la aborrezca, pero si quiere abusar de ella, tendrá qué saber qué tiene la Constitución Española en las entrañas. Y lo que hay allí es que el presidente del Gobierno sólo puede ser destituido por una moción de censura con un candidato alternativo que obtenga la mayoría absoluta de los votos. Y Junts ni siquiera tiene diputados suficientes para presentarla. Cualquier otra fórmula, depende de Sánchez. Y ése no se va de la Moncloa ni con agua caliente. De modo que todas las amenazas que Puigdemont profiera son papel mojado.

Para empezar, la reunión que tenía que celebrarse en Ginebra antes de que terminara noviembre, se va a celebrar en diciembre, si Sant Jordi no lo impide. Laura Borrás puede cantar misa y gallear diciendo que no votarán los presupuestos. ¡Claro que los votarán! ¡Y lo que venga! Al menos mientras se tramite la ley de amnistía. ¿O renunciará el fugitivo a ella porque las reuniones no se producen con la cadencia prometida o no se avanza en ellas con la rapidez esperada? A pesar de haber pedido que la ley se tramite en el Congreso por el procedimiento de urgencia, el PSOE ya no tiene prisa. Menos que el PP, incluso. La prueba es que la reforma del reglamento del Senado, impuesta por el PP para ralentizar los pasos que la ley tenga que dar allí, no ha sido recurrida por el PSOE al Tribunal Constitucional. Y eso que Pumpido la tiraría abajo en el mismo momento en que Sánchez chasquee los dedos, le haga un guiño o le apremie con un gesto del mentón. No lo ha hecho ni lo hará porque, mientras la ley se esté tramitando, Puigdemont contestará "amén" a lo que diga Sánchez.

Y una vez que se apruebe, cuando los tribunales que tengan que dar por amnistiado a Puigdemont planteen la cuestión de inconstitucionalidad y su vuelta a España dependa de Pumpido, Puigdemont seguirá votando a favor de lo que sea hasta que haya fumata blanca. Y mientras Pumpido debata consigo mismo y la sentencia se haga de rogar, no digo que tanto tiempo como la de la ley del aborto, pero unos mesecitos, y nos metamos en los presupuestos de 2025, Puigdemont tendrá que aprobarlos si quiere que Pumpido le falle a favor. Y eso sin contar con el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, que con toda seguridad tendrá que decidir la cuestión de prejudicialidad que le planteará nuestro Supremo. Haya o no reuniones, se acuerde o no un referéndum, se transfiera o no a la Generalidad la recaudación de los impuestos, Puigdemont seguirá votando todo lo que Sánchez mande a las Cortes. Y mientras, a disfrutar del agradable clima de Waterloo. ¡Botifler!

QOSHE - '¡Botifler!' - Emilio Campmany
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'¡Botifler!'

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29.11.2023

Cuando supo los resultados de las elecciones del 23 de julio, Puigdemont creyó que estaba en disposición de exprimir a Pedro Sánchez como si fuera un limón. Y eso está intentando. Sin embargo, debe de ser que el prófugo, que tanto sabe de Quebec, no tiene ni idea de Derecho constitucional español. Está bien que la aborrezca, pero si quiere abusar de ella, tendrá qué saber qué tiene la Constitución Española en las entrañas. Y lo que hay allí es que el presidente del Gobierno sólo puede ser destituido por una moción de censura con un candidato alternativo que obtenga la mayoría absoluta de los votos. Y Junts ni siquiera tiene diputados suficientes para presentarla. Cualquier otra fórmula, depende de........

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