Los condenables altercados en los aledaños de la sede del PSOE en Madrid son responsabilidad de los grupos de extrema derecha que los provocaron. Nada, ni siquiera que un presidente del Gobierno socialista le esté reventando las costuras a la Constitución para amnistiar a quienes provocaron altercados infinitamente más graves a cambio de seguir en la Moncloa, los justifica. Ahora bien, dicho esto, hay algunas cosas que puntualizar.

Las manifestaciones ante la sede del PSOE comenzaron hace unos días y nada violento ocurrió en ellas hasta que la Policía disolvió a los manifestantes con cargas y gases lacrimógenos. Al día siguiente, viendo que había jaleo, los ultras acudieron a armarla. No antes.

Estos grupos están con toda seguridad infiltrados por la Policía y llevan mucho tiempo sin dar la lata. No es casualidad que resurjan cuando el PSOE se está desangrando por su rendición a cámara lenta ante el fugado de Waterloo y los manifestantes pacíficos presionan en las calles para despertar las conciencias de sus conciudadanos. Así logran con su violencia amedrentar a cualquier pacífico ciudadano que tenga intención de acudir a Ferraz a expresar su oposición a lo que se está negociando en Bruselas. El resultado es que concentraciones que podrían haber llegado con el tiempo a ser multitudinarias, ya sólo convocarán a algunos violentos ansiosos de medirse con los antidisturbios. Hasta que no vaya nadie.

No es la primera vez que la sede de un partido político es rodeada por manifestantes violentos. El PSOE asedió las sedes del PP en la jornada de reflexión de las elecciones de 2004 con el pretexto de exigir al Gobierno que contara la verdad sobre el atentado de hacía dos días. Luego, una vez alcanzada la victoria, el PSOE lo cubrió con un espeso manto de mentiras hasta conseguir que a día de hoy no sepamos quiénes lo cometieron. Lo que sí sabemos es para qué. El objetivo fue que el PSOE ganara aquellas elecciones, algo a lo que ayudó la violencia con la que se emplearon sus simpatizantes alrededor de las sedes del PP el día anterior a los comicios.

Y he aquí la cuestión clave. A la izquierda, especialmente al PSOE, le renta la violencia, algo que ya reconoció Zapatero cuando le dijo a Gabilondo que necesitaban más tensión para ganar las elecciones de 2008. En cambio, el electorado de derecha la aborrece, especialmente la que dice defender su ideología. Y eso porque, para ese electorado, la pacífica convivencia es el primordial objetivo. La izquierda no comparte esta prioridad. Para ella, lo esencial es gobernar a costa de lo que sea, como está demostrando el escaso daño que en las encuestas le hace a Sánchez su vergonzosa negociación. ¿Hasta el punto de justificar, comprender y disculpar cierto grado de violencia cuando se dirige contra la derecha en el Gobierno o a punto de ganar unas elecciones? Hasta ese punto. Y es así porque que gobierne la derecha es algo intolerable que ha de evitarse a toda costa. Esto no es sólo cosa del PSOE y de su militancia. Lo es también de sus medios afines y de una parte no despreciable de su electorado.

En definitiva, al PSOE en apuros le beneficia que haya un cierto grado de violencia en el sentido que sea. Y al PP le conviene que no la haya nunca en ninguno. Ergo, ¿qué hacen los socialistas? Azuzarla cuando se ven en dificultades. La dirección en la que vaya depende de si están en el Gobierno o en la oposición. Ha sido así siempre.

QOSHE - La violencia y la izquierda - Emilio Campmany
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La violencia y la izquierda

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09.11.2023

Los condenables altercados en los aledaños de la sede del PSOE en Madrid son responsabilidad de los grupos de extrema derecha que los provocaron. Nada, ni siquiera que un presidente del Gobierno socialista le esté reventando las costuras a la Constitución para amnistiar a quienes provocaron altercados infinitamente más graves a cambio de seguir en la Moncloa, los justifica. Ahora bien, dicho esto, hay algunas cosas que puntualizar.

Las manifestaciones ante la sede del PSOE comenzaron hace unos días y nada violento ocurrió en ellas hasta que la Policía disolvió a los manifestantes con cargas y gases lacrimógenos. Al día siguiente, viendo que había jaleo, los ultras acudieron a armarla. No antes.

Estos grupos están con toda seguridad infiltrados por la Policía y llevan mucho tiempo sin dar la lata. No es casualidad que resurjan cuando el........

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