El sistema de colocación de Sánchez es una invitación a la corrupción. Sin controles, sin más referencias que la punta de su dedo índice, y en evidente detrimento de cualquier clase de mérito para ocupar el cargo, sus nombramientos a diestro y siniestro tan solo llevan el aval de su firma, porque es el único que se atrevería a hacerlo así. No sorprende en absoluto el caso Koldo, más bien rescoldo, chispeante bajo la ceniza, ni podría llamarnos tampoco la atención que durante la legislatura fueran saltando otros Koldos, Titos Bernis, y toda esa colección de malandrines de poca monta que jamás se vieron en ocasión más propicia para actuar, por vez primera a gran escala, con el paraguas de impunidad que ofrece en inmenso Estado Sanchista.

Pero Koldo no es Koldo. Koldo es Ábalos, sí, pero sobre todo es Sánchez. No hay ninguna posibilidad de que el presidente vuelva a salir indemne de otro caso de corrupción. Paradójicamente, el tipo que presentó una moción de censura contra la supuesta corrupción de Rajoy, basada en tres farsas y una mentira, se nos ha ido desvelando poco a poco como un experto en la materia. Nadie dude que es mucho peor lo que no sabemos aún, que lo que sabemos. Por grosero y sombrío que parezca lo que hasta ahora hemos conocido.

La sordidez es cualidad casi exclusiva de una clase política corrupta, siempre dispuesta a aprovecharse de cualquier circunstancia para llenarse un poco el bolsillo, cambiar de piso, de coche, y de novia, y de trazar redes clientelares que, si no hoy, mañana, cuando ya estén inactivos, le reportarán pingües beneficios. Pingües es también término exclusivo de la clase política enfangada.

La historia del PSOE, después de todo, es la historia de sus casos de corrupción. Si no hablamos más a menudo de ello es porque han sido capaces de hacer montañas de los pequeños guisantes del PP, y guisantes, de las enormes montañas de pufos del PSOE, con la inestimable cooperación de toda la prensa vendida al mejor pagador, que a día de hoy sigue siendo la administración pública socialista.

Koldo es el último rostro, y pretenden convertirlo en chivo expiatorio. ¡Cuántas veces los hemos visto antes, cuando cargaban a segundones con todas las responsabilidades para evitar que fuera un ministro o el propio presidente el que diera con sus huesos en el talego! Pero sería un error entrar al juego de lo evidente: que el personaje, en lo ético, en su historia, y en lo estético, lo tiene todo para representar la mayor de las sordideces y cargar con todas las culpas. Lo mismo ocurrió con aquel Tito Berni, a quien de pronto nadie conocía de nada, nadie había estado en sus fiestas, y nadie había compartido con él extrañas sustancias en calzoncillos en presencia de señoritas aún más extrañas.

Es el PSOE de Sánchez el que está podrido. Por lo que sabemos y lo que no sabemos. Es buena semana para preguntarse lo de siempre: ¿qué no habrá en el móvil de Sánchez en posesión de Marruecos para que el presidente siga sumiso y arrodillado ante cualquier ventolera del rey Mohamed.

Está por ver si la oposición es capaz de denunciar la corrupción socialista, y hacerlo con la suficiente energía y audacia como para hacer caer las tramas, como un día hicieron en Andalucía, para extirpar a las izquierdas del poder y las llaves de la caja de caudales por varias generaciones. Pero eso requiere arrojo, valentía, talento, y trabajo. No estoy seguro de que vayan a hacer el esfuerzo. Sigue habiendo una parte del PP que está incómodo en la confrontación, o sea incómodo en la oposición. Quieren llegar al Gobierno sin oponerse.

Heredar. Y aunque es verdad que en ocasiones el adversario se inmola solo, es rara la decisión de un gobierno socialista de dejarse ganar las próximas elecciones.

Hay que tirar fuerte de la manta de Koldo, para que queden al descubierto todos, hasta llegar al propio Pedro Sánchez, responsable único de los equipos, colaboradores y cargos que ha decidido regalar de un modo tan caprichoso como peligroso, tan caótico como aleatorio. Y, probablemente, nunca gratuito.

QOSHE - El rescoldo - Itxu Díaz
menu_open
Columnists Actual . Favourites . Archive
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close
Aa Aa Aa
- A +

El rescoldo

7 1
24.02.2024

El sistema de colocación de Sánchez es una invitación a la corrupción. Sin controles, sin más referencias que la punta de su dedo índice, y en evidente detrimento de cualquier clase de mérito para ocupar el cargo, sus nombramientos a diestro y siniestro tan solo llevan el aval de su firma, porque es el único que se atrevería a hacerlo así. No sorprende en absoluto el caso Koldo, más bien rescoldo, chispeante bajo la ceniza, ni podría llamarnos tampoco la atención que durante la legislatura fueran saltando otros Koldos, Titos Bernis, y toda esa colección de malandrines de poca monta que jamás se vieron en ocasión más propicia para actuar, por vez primera a gran escala, con el paraguas de impunidad que ofrece en inmenso Estado Sanchista.

Pero Koldo no es Koldo. Koldo es Ábalos, sí, pero sobre todo es Sánchez. No hay ninguna posibilidad de que el presidente vuelva a salir indemne de otro caso de corrupción. Paradójicamente, el tipo que presentó una moción de censura contra la supuesta........

© Libertad Digital


Get it on Google Play