Galicia vive las últimas horas decisivas con una temperatura extraordinaria. Si el cambio climático era esto, me gusta. He estado haciendo una encuesta seria, como corresponde a mi título de sociólogo; quiero decir que me he recorrido todas las barras de los bares de La Coruña, preguntando por la intención de voto. Dirás que el método no es muy fiable, que el encuestador puede que no estuviera en plenas facultades al tomar las últimas muestras, o lo que quieras, pero me limitaré a darte un dato: no he encontrado a nadie, y cuando digo nadie es nadie –como dicen los políticos-, que vaya a votar al BNG. Ni uno.

Ya es casualidad, cuando según la prensa y Tezanos, Pontón va a sacar un resultado histórico e histérico, que yo no encuentre ni uno. Quizá los votantes del Bloque son abstemios, eso lo explicaría todo. Quizá no hay nacionalistas en La Coruña, nunca ha habido demasiados. Quizá el supuesto resultado estelar de doña Pontón es una inmensa bomba de humo para justificar la desaparición del PSOE en el noroeste de España. Si la campaña de Besteiro dura diez días más, y Sánchez sigue obsequiándonos con su visita, la de Zapatero y la de Marlaska, el recuento de votos socialistas podría arrojar cifras en negativo. Sería el primer candidato al que le salga a pagar en la declaración de votos.

El estilo de los socialistas en la campaña se parece bastante al último argumento del Gobierno a favor de la amnistía: que hay que aprobarla para ahorrar trabajo a la justicia. El PSOE es partido paradójico. Por un lado, ahorra bastante trabajo a la justicia con sus excarcelaciones masivas de etarras y violadores, al menos en un primer momento. Por otro, le da bastante trabajo a la justicia con su mega-casos históricos de corrupción con decenas de implicados.

La campaña gallega ha sido en realidad nacional, y ha estado marcada por lo ocurrido en Barbate, y la lamentable actuación posterior del Gobierno, por más que las izquierdas han intentado desviar el asunto generando polémicas fracasadas en origen, algunas en solitario, como el graciosísimo intento de convertir los pélets en un Prestige, y otras con la inestimable ayuda de lo más granado de la intelectualidad de la sede de Génova, como la comida off the record en la que, entre pulpo y albariño, charlamos de la amnistía con el enemigo.

Tampoco debemos olvidar que si la derecha logra mantenerse en la Xunta el domingo será a pesar de la campaña más parcial y salvaje realizada jamás por la televisión pública para condicionar el voto de los gallegos. Tan descarada que es probable que se les vuelva en contra. Si algo molesta al votante es que gente que no conoces de nada entre en el salón de tu casa para decirte lo que tienes que votar. Y eso está haciendo la TVE de Sánchez a diario.

El otro condicionante de la campaña es la revuelta de los agricultores, hartos de ser los pagafantas de las locuras verdes de Bruselas y de las incompetencias del Gobierno. Ha estado bien y rápido el consejero de Medio Rural de la Xunta al responder al paquete de medidas de Planas que llega tarde, promete vaguedades y en todo caso son "completamente insuficientes". Y ha estado bien porque el Gobierno es el principal impulsor de la agenda verde y de la malla burocrática que está arruinando al campo, y el único objetivo de sus medidas de emergencia era acallar las protestas durante unos días para que no empañaran más aún el final de la campaña gallega. Queda feísimo ir a votar con hileras de tractores protestando contra el Gobierno y la UE en la apertura del telediario.

El crepúsculo de campaña está siendo aún más siniestro que el alba, que fue lo de Yolanda, con ceño fruncido y lágrimas, recogiendo cuatro miserables bolitas de plástico en una playa. Para el final los socialistas nos han regalado un nuevo monólogo de Zapatero, que por lo visto se ha pasado al humor, pero al humor negro: "nosotros los socialistas ganamos elecciones como nadie", exclamó entre risotadas nerviosas, "¡solemos hacerlo por sorpresa!". Por sorpresa. Por sorpresa. La última sorpresa electoral de este sujeto trajo consigo 192 muertos y 2000 heridos, y veinte años después aún no sabemos quién fue, tan solo para qué fue: para que Zapatero ganase por sorpresa. No sé si es buena idea para el PSOE bromear sobre esto, ni traerlo a la memoria de los españoles en vísperas de acudir a las urnas.

QOSHE - Ganar elecciones por sorpresa - Itxu Díaz
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Ganar elecciones por sorpresa

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17.02.2024

Galicia vive las últimas horas decisivas con una temperatura extraordinaria. Si el cambio climático era esto, me gusta. He estado haciendo una encuesta seria, como corresponde a mi título de sociólogo; quiero decir que me he recorrido todas las barras de los bares de La Coruña, preguntando por la intención de voto. Dirás que el método no es muy fiable, que el encuestador puede que no estuviera en plenas facultades al tomar las últimas muestras, o lo que quieras, pero me limitaré a darte un dato: no he encontrado a nadie, y cuando digo nadie es nadie –como dicen los políticos-, que vaya a votar al BNG. Ni uno.

Ya es casualidad, cuando según la prensa y Tezanos, Pontón va a sacar un resultado histórico e histérico, que yo no encuentre ni uno. Quizá los votantes del Bloque son abstemios, eso lo explicaría todo. Quizá no hay nacionalistas en La Coruña, nunca ha habido demasiados. Quizá el supuesto resultado estelar de doña Pontón es una inmensa bomba de humo para justificar la desaparición del PSOE en el noroeste de España. Si la campaña de Besteiro dura diez días más, y........

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