Hay cosas que mejoran con el tiempo, otras que nunca cambian y luego está el periodismo. Junto con la política, camino de la peor miseria.

No sé si el diario ABC, que tan buenas informaciones puede ofrecer, ha tenido más oportunidades de defender a "compañeros" que ésta de Ignacio Escolar y El País a cuenta de Miguel Ángel Rodríguez (MAR). Yo creo que sí, que ha habido muchas y más oportunas ocasiones, pero cunde cierto placer en los medios que se suelen calificar de conservadores en hacer causa común con la izquierda un par de veces al mes. Es como si buscaran permiso para seguir publicando. Un nihil obstat voluntario y morboso.

Más allá de episodios concretos, cuando las fronteras entre el periodismo y la política son tan frágiles es difícil encontrar a esos "compañeros" con los que identificarse sin más y que esta semana han estado en boca de todos. El periodista del venezolano El Nacional no hace lo mismo que el de Venezolana de Televisión. El segundo, como poco, cerrará al primero. ¿Compañeros? Enemigos incuestionables.

Personalmente, sí me apetece animar, por ejemplo, a Xavier Colás, al que ni siquiera conozco, porque le han echado de Rusia, porque Putin le ha echado de Rusia, después de doce años informando desde allí, diciendo la verdad que no requiere contraste. No me puedo considerar su compañero porque no le he acompañado ni en lo bueno ni en lo malo, pero, si pudiera, seguramente lo defendería. Sirva su Putinistán como lección de periodismo y algo más. Pero si el "compañero" es más bien camarada comisario escribano, pues por mí que le ondulen.

No veo causa común posible, ni interés ni coyunda alguna con el "compañero" imaginativo Jesús Maraña, la "compañera" cotizada y rescatada Pepa Bueno o el indignado "compañero" Ignacio Escolar que exige a los demás lo que él se salta. Tampoco con aquellos otros "compañeros" que visitaban La Moncloa y que el propio Cebrián, ¿también compañero?, sacó a la luz. No sé qué dice ABC de que "el poder acosa a la prensa". Como si la prensa, sobre todo alguna, no fuera Poder. A Polanco lo llamaban así, "Jesús del Gran Poder", y se quedaban cortos. ¡Presumía hasta de eliminar jueces molestos!

Es verdad que el poder puede acosar a la prensa, sería de necios negarlo. Pero no creo que lo sucedido esta semana a cuenta de la actualidad en torno a la presidenta regional de Madrid sea eso sino, más bien, lo contrario.

Ahora resulta que es Miguel Ángel Rodríguez el problema de nuestra democracia. No el camarada Puente, cuyo apellido es el espacio desde donde se gobiernan los yates, que envidia el roce espontáneo, que acusa sin asomo de prueba y que insulta proyectando la quijada como resuelto a embestir. Hay que echar a MAR y a Ayuso. Cada semana van añadiendo a uno para esconder que también cada semana va creciendo su escándalo: el político nacional y el económico familiar. El problema es que ahora haya más prensa apoyando esta deriva. Cosas de "compañeros", supongo.

El poder real, con periodistas y políticos, lo defienden atacando: hay que aplicar un severo correctivo a la prensa facha, la que se mete con Begoña, la One, Lady Falcon, la Reina de África, la captadora, la "esposa del primer ministro español", según Ghana, la rescatadora. Dicen que no todo vale en política y que el meollo corrupto está escondido entre la esposa del líder de la oposición y el novio de la presidenta regional. ¿Pruebas? Los "compañeros" las tendrán.

En las filas socialistas y sus órbitas —así son las reglas que la derecha parece aceptar— sí vale todo, desde la Agencia Tributaria hasta la difamación indocumentada. Todo resulta útil para el corto plazo del tuit adolescente. Hasta el presidente del Gobierno, el marido de Begoña, la One, la Reina de África, Lady Falcon, lo esgrime desde la tribuna del Congreso mientras se le van sumando desgracias y desfalcos. Él, esposo de Ella, puede alentar bulos, difamar o injuriar. Su Gobierno puede filtrar datos a los que sólo un Gobierno puede acceder.

Pero lo de Madrid, no. Lo de MAR es acoso. Lo del PP, desleal y antisistema… No es lo mismo que parezca que lo hace la derecha a que lo haga la izquierda. Las reglas son distintas y eso lo saben los políticos de todo signo y, según últimas tendencias, algunos medios conservadores.

Los pobres "compañeros" periodistas están ahí, sufriendo el acoso del poder pepero. Y las redes, como enmienda a los medios y guerrilla de los partidos, rematando faenas en uno y otro sentido, pero nunca en el común. Voy a ser franco, hagan como yo, no se metan en redes. Enredan. Izquierdizan.

Hay "dirigentes" y "voces" en el PP —luego ni dirigen ni hablan— que dicen estar anónimamente indignadas con el proceder de MAR y Ayuso. Cuando los peores vientos arrecian resulta que en la bobosfera político-mediática preocupan los modales y "la crispación", ese fenómeno que surge invariablemente cuando pillan al PSOE con las manos en la masa.

Han ido a por Ayuso, convirtiendo en presa a todo aquel que tenga que ver con su vida. Los que tienen seis ministros en entredicho, un fiscal general —según Sánchez, subordinado— que pasa de ser inidóneo a condenado por el Supremo, un presidente que ha puesto en jaque el orden constitucional por su permanencia y a su esposa sin coartada ante una escena de delito, todos ellos, se apelotonan para esconderse detrás de Ayuso. Que lo intenten es lógico. Que la derecha —parte del PP y parte de los medios— lo permita y hasta lo aliente es demencial.

QOSHE - Compañeros periodistas, redes sociales y política - Javier Somalo
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Compañeros periodistas, redes sociales y política

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23.03.2024

Hay cosas que mejoran con el tiempo, otras que nunca cambian y luego está el periodismo. Junto con la política, camino de la peor miseria.

No sé si el diario ABC, que tan buenas informaciones puede ofrecer, ha tenido más oportunidades de defender a "compañeros" que ésta de Ignacio Escolar y El País a cuenta de Miguel Ángel Rodríguez (MAR). Yo creo que sí, que ha habido muchas y más oportunas ocasiones, pero cunde cierto placer en los medios que se suelen calificar de conservadores en hacer causa común con la izquierda un par de veces al mes. Es como si buscaran permiso para seguir publicando. Un nihil obstat voluntario y morboso.

Más allá de episodios concretos, cuando las fronteras entre el periodismo y la política son tan frágiles es difícil encontrar a esos "compañeros" con los que identificarse sin más y que esta semana han estado en boca de todos. El periodista del venezolano El Nacional no hace lo mismo que el de Venezolana de Televisión. El segundo, como poco, cerrará al primero. ¿Compañeros? Enemigos incuestionables.

Personalmente, sí me apetece animar, por ejemplo, a Xavier Colás, al que ni siquiera conozco, porque le han echado de Rusia, porque Putin le ha echado de Rusia, después de doce años informando desde allí, diciendo la verdad que no requiere contraste. No me puedo considerar su compañero porque no le he acompañado ni en lo bueno ni en lo........

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