Koldo, el mozo de Ábalos y "tronco" de Santos Cerdán —la España de Villarejo— sabía que lo seguían cuatro meses antes de su detención. Y entonces, como buen iniciado en el mundo segurata y sus arrabales, se dedicó a dar nombres propios por teléfono. Que si voy a Génova, que si he quedado con Tellado y Alberto… Le faltó decir que uno de los Ferrari que ya ha asomado el morro era un capricho de Cuca.

Una vez más, los socialistas llevan sus cubos del estiércol de Ferraz al patio de Génova. A ver si cuela. Cuando se dice que "no todo vale" es, inequívocamente, porque el PSOE tiene un pie metido en el cepo. Algo similar al "no es lo que parece" enfáticamente pronunciado con los pantalones a la altura de los tobillos.

El sumario de la koldosfera ya está en todas partes y la información diaria desborda las expectativas de cualquier ciudadano sin apenas tiempo, o ganas, para un telediario. Y en España siempre se cae en la generalización como mal resumen: "¡Son todos iguales!". Cosas de la clase política, que no entiende al currito que madruga. Rojos o azules, da igual, ¡y tú más!… y tras los bla, bla, bla, se olvida el escándalo socialista y aparece la sombra del PP, por si acaso.

Conviene resumir tanta trama: miembros del PSOE han robado aprovechando el drama de la pandemia. Y luego ya añadiremos testaferros, paraísos y adjudicaciones. La gente se hacía mascarillas con trapos, en los hospitales improvisaban batas de protección con bolsas de basura… morían hasta mil personas al día. Y mientras aplaudíamos, confinados, a los sanitarios con el Resistiré, los kolditos contaban la pasta con el puro en la comisura y un whiskazo en la mesa. Erguidos frente a todo. ¿Quién hay bajo sospecha? Cuatro, cinco o seis ministros —ya iremos concretando—, la presidenta del Congreso y la legión de conseguidores, intermediarios, horteras, escoltas, testaferros, ex, troncos y hombres de paja.

Pero a la mujer del César ni tocarla, pese al refrán. Resulta que llevaba muchos años en esto de la influencia empresarial abstracta, sector venta de humo, rama resiliente inclusiva. Tantos, que algunos dicen que a Sánchez se le empezó a conocer por ella. El marido de Begoña apuntaba maneras.

Se libra del todo el primero, que ya tiene bastante con la Jefatura del Estado en tiempos de golpe. Del segundo hay una cercanía tan íntima que, además de institucional, es conyugal. Una empresa, Air Europa, patrocina a Begoña Gómez, la esposa del presidente, y semanas después esa empresa es rescatada por el Gobierno en vez de ir a la quiebra. Queda cerrar el círculo, ya de por sí vicioso: Con el empresario rescatado, Javier Hidalgo, aparece uno de los cabecillas de la trama de las mascarillas, el comisionista Víctor de Aldama, que también se reúne con la reputada empresaria que se casó con un chaval que jugaba al baloncesto y llegó a presidente. Parece complicado pero no lo es.

El PP ha hecho lo que tenía que hacer y sin tardar: reclamar explicaciones, como dijo Sánchez, "caiga quien caiga". Sin adornos: "El presidente del Gobierno está obligado a aclarar ante todos los españoles y de forma inmediata cuál considera que es su responsabilidad institucional, política y personal en la trama que afecta a su partido y a su Gobierno".

Pero eso de meterse con la primera dama fake no saldrá barato. Las comisiones de la venganza llegarán por doquier, perderemos el tiempo y la paciencia y caerán cuatro piezas menores mientras El País documenta infundios contra la derecha. Muchos fusibles tratarán de impedir que la sobrecarga queme a la emprendedora.

En cuanto a "la señora", que así se conoce a Francina Armengol en la titosfera, está tardando en dimitir por favorecer una estafa a costa de unas mascarillas que no servían ni para limpiar el polvo. Lo de la estafa, unido a "quebranto de las arcas públicas", lo dice el propio Ábalos, epicentro del terremoto, aunque veremos si lo repite ante un tribunal.

La señora, cuando era presidenta de Baleares, pagó 3,7 millones de euros que terminó cargando a fondos europeos por las mascarillas de broma, quebrantando la Ley de Contratos, a dedo, las almacenó porque no valían para nada —siguen por ahí en alguna nave industrial— y no pidió la devolución del dinero hasta que no salió de la comunidad balear rumbo a Madrid, tres años más tarde. Pío, pío…

Y los empresarios de la trama, los ya famosos Juan Carlos Cueto —responsable de la empresa que consiguió los contratos de mascarillas— y Víctor de Aldama —comisionista para todo, incluida Air Europa— corrieron a esconderse tras la hiperbólica espalda del aizkolari, el ogro de Ábalos, el cancerbero de las mazmorras.

Coincidir con alguien en un reservado es como ir de incógnito llevando tu nombre prendido en la solapa. A no ser que lo de Koldo y Ábalos fuera un First Dates. Por inverosímil que parezca, es la explicación que da el exministro a sus encuentros documentados por la Guardia Civil. Desde el Grupo Mixto, con la agenda repleta de entrevistas, el otrora hombre fuerte del PSOE en el Gobierno, perro de presa de los Ivanes advenedizos, gruñe al menor movimiento. Mentirá, dirá verdades a medias, disparará y amagará. Esto no ha hecho más que empezar.

Cueto anda preocupado, según comprobó la Guardia Civil en unas escuchas, y teme que Víctor de Aldama, el comisionista todoterreno, se rinda y cante: "Le preguntarán por todos: por mí, por Angola, por Ábalos, por el presidente del Gobierno, por la ministra de Defensa, por Delcy, por las maletas... por todo".

Menuda frase para ir abriendo boca. Lo de Angola es cosa de Cueto y sus business creativos. Del resto habrá que ir por partes, nombre a nombre, maleta a maleta. Lo mismo la vice bolivariana Delcy Rodríguez, que levitó por España para no pisar nuestro suelo, sólo traía mascarillas. Lo sabe Ábalos, lo sabe Koldo y lo tenía que saber Sánchez. A ver qué sabía de esto, o de Angola, Margarita Robles. Y lo mismo hasta le preguntan al nervioso De Aldama por la reconocida y patrocinada Begoña. Como para liarla parda. Menuda presión para Víctor… Ah, y para su hermano Rubén, que llegó a guardaespaldas de Ábalos, como Koldo.

En el PSOE cunde mucho llegar al rango interno de Tito. Es ahí donde está la ganancia rápida no exenta de riesgo. Son los koldos y bernis, proletarios de marisquería, parias de la langosta, obreros de Ferrari Portofino y club nocturno. Ellos se arriesgan por los demás a cambio de buena vida. Pero si les descubren nadie los conoce. Son el "caiga quien caiga". A ver si esta vez se llega más alto. Titos del mundo, uníos.

QOSHE - Tito PSOE y el marido de Begoña - Javier Somalo
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Tito PSOE y el marido de Begoña

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04.03.2024

Koldo, el mozo de Ábalos y "tronco" de Santos Cerdán —la España de Villarejo— sabía que lo seguían cuatro meses antes de su detención. Y entonces, como buen iniciado en el mundo segurata y sus arrabales, se dedicó a dar nombres propios por teléfono. Que si voy a Génova, que si he quedado con Tellado y Alberto… Le faltó decir que uno de los Ferrari que ya ha asomado el morro era un capricho de Cuca.

Una vez más, los socialistas llevan sus cubos del estiércol de Ferraz al patio de Génova. A ver si cuela. Cuando se dice que "no todo vale" es, inequívocamente, porque el PSOE tiene un pie metido en el cepo. Algo similar al "no es lo que parece" enfáticamente pronunciado con los pantalones a la altura de los tobillos.

El sumario de la koldosfera ya está en todas partes y la información diaria desborda las expectativas de cualquier ciudadano sin apenas tiempo, o ganas, para un telediario. Y en España siempre se cae en la generalización como mal resumen: "¡Son todos iguales!". Cosas de la clase política, que no entiende al currito que madruga. Rojos o azules, da igual, ¡y tú más!… y tras los bla, bla, bla, se olvida el escándalo socialista y aparece la sombra del PP, por si acaso.

Conviene resumir tanta trama: miembros del PSOE han robado aprovechando el drama de la pandemia. Y luego ya añadiremos testaferros, paraísos y adjudicaciones. La gente se hacía mascarillas con trapos, en los hospitales improvisaban batas de protección con bolsas de basura… morían hasta mil personas al día. Y mientras aplaudíamos, confinados, a los sanitarios con el Resistiré, los kolditos contaban la pasta con el puro en la comisura y un........

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