Los españoles no poseemos todavía conciencia plena de la inmensa suerte que supone para nosotros el hecho de que los nacionalistas catalanes sean como son. Porque si de verdad fueran como ellos dicen ser, nos habrían ganado en octubre del año 17. Por ventura, su genuina naturaleza no tiene nada que ver con la edulcorada imagen de sí mismos que quieren proyectar cara al exterior. Gracias a Dios, son como son. Nos habrían ganado, sí, porque ni la Unión Europea ni el resto de los poderes reales en Occidente hubiesen tolerado entonces un escenario de enfrentamiento abierto, crudo y desigual entre el Estado y la mayoría clara e indiscutible de la sociedad catalana.

Pero si algo quedó claro a ojos de todo el mundo en aquella asonada fue que los nacionalistas apenas representaban, y en el mejor de los casos, a la mitad de la población local. Pues, grosso modo, su peso demográfico relativo viene a ser el mismo hoy que el día que murió el general Franco, allá por el último tercio del siglo pasado; un dato que en sí mismo ilustra el carácter endogámico, esencialmente tribal e indigenista, que inspira la raíz más profunda de la ideología catalanista en sus distintas variantes. Y eso, el raquitismo congénito que les impide crecer por mucho que vaya pasando el tiempo, tiene que ver con su verdad genuina.

Una verdad que (por una vez) no ocultan en público los promotores del nuevo partido independentista que se presentará durante la festividad de San Jorge, en un teatro de Barcelona. Así, para Jordi Graupera, el ideólogo de la formación que va a liderar Clara Ponsatí tras su ruptura con Puigdemont, los castellanohablantes representan la white trash (basura blanca) de Cataluña. Lo expuso en las páginas amigas de La Vanguardia, donde acto seguido reveló que allí, en USA, "tanto los blancos como los negros desprecian a esa pobre basura blanca". Huelga decir que la inmensa mayoría de los nacionalistas piensa lo mismo en su fuero interno que Graupera, si bien no se consiente revelarlo jamás ante desconocidos. Lo dicho, somos muy afortunados.

QOSHE - Un partido contra la basura blanca - José García Domínguez
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Un partido contra la basura blanca

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06.03.2024

Los españoles no poseemos todavía conciencia plena de la inmensa suerte que supone para nosotros el hecho de que los nacionalistas catalanes sean como son. Porque si de verdad fueran como ellos dicen ser, nos habrían ganado en octubre del año 17. Por ventura, su genuina naturaleza no tiene nada que ver con la edulcorada imagen de sí mismos que quieren proyectar cara al exterior. Gracias a Dios, son como son. Nos habrían ganado, sí, porque ni la Unión Europea ni el resto de los poderes reales en Occidente hubiesen........

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