Mientras se casaban por todo lo alto el alcalde de Madrid y Teresa Urquijo –al PP se le conoce mucho más por sus antielectorales bodas de lujo que por sus proyectos de alta política, recuérdese la de la hija de Aznar—, era obligado meditar sobre la enfermedad de la nación española.

Días antes habíamos asistido al ejercicio saprófago de un presidente del gobierno que parece no comprender bien algo muy sencillo. Si llamamos guerra civil a la guerra civil es porque fue una ruptura de la ciudadanía y cuando se rompen las entrañas de una nación y los dos pedazos resultantes se matan entre sí, es que algo horrible se ha perpetrado. Mucho odio tuvo que haber sido sembrado para que la matanza fuera tan atroz y, en demasiadas ocasiones, tan vil.

Este presidente sostiene que la causa de lo ocurrido en julio de 1936 fue que un grupo de generales fascistas truncó mediante un golpe militar el paraíso republicano donde el derecho triunfaba y los ciudadanos prosperaban. Pero ese relato se contrapone a otro que narra que ese grupo de generales se alzó contra el caos nacional promovido desde el exterior (URSS sobre todo) y la vulneración continua de los derechos civiles, sociales, económicos y religiosos por parte de una casta política que lo mismo amañaba elecciones que mataba sin más a los adversarios.

¿Hay quién lo duda? Bien, traigamos a colación un artículo de quien sería futuro ministro del gobierno el Frente Popular de la República, el peneuvista Manuel de Irujo, el 31 de marzo de 1936, en El Día de San Sebastián:

Que en Madrid, Extremadura, Andalucía, Levante, se queman iglesias, conventos, fábricas, almacenes, casinos, casas particulares, archivos del Juzgado y del Registro; que se hace salir desnudas a las religiosas y se las somete al trato que no se da a las mujeres profesionales; que después de deshonrar a las hijas y a las esposas, son paseadas en pico las cabezas de sus maridos y padres por oponerse al "regocijo"; que las gentes arriendan hoteles de invierno en los pueblos del Bidasoa, en la costa guipuzcoana o en las montañas laburdinas[i], huyendo de la "alegría" de sus tierras; que se asaltan y ocupan fincas por alcaldes, asociaciones o bandas de pistoleros; que se asesina a la Guardia Civil, haciendo "picadillo" de sus restos exánimes; ...no hay novedad en el frente. Pero ¿puede vivirse así? ¿Es todo esto tolerable? El estampido "se masca". Lo exige el ambiente. Y no tardando.

Y no tardó.

¿La República fue democrática? No, no lo fue. La democracia –que en la mayoría de las ocasiones, desgraciadamente, no es más que un cuento para hacer creer a los más que mandan algo—, se inventó precisamente para que la violencia física y moral sobre los adversarios dejara paso a la convivencia fundada en la tolerancia, que tiene tres ejes: reconocimiento de la ignorancia que tenemos sobre casi todo, admisión expresa de la muy probable falibilidad de nuestras opiniones; y reciprocidad en un tratamiento respetuoso. Cuando no se cultiva ni se consagra la reciprocidad se está conduciendo a una sociedad al precipicio del enfrentamiento civil.

Tras el ejercicio de tolerancia que configuró la Transición, creíamos que por fin la España enferma de ignorancia, de dogmatismo y de intransigencia había sanado. Cuando en 1996 Felipe González cedió el gobierno al PP en un ejercicio de patriotismo democrático, quiero creer, con pocos precedentes, muchos no entendieron la grandeza política de aquel acto. Sólo se comprende todo cuando se compara con lo que ha hecho Pedro Sánchez desde que alcanzó la presidencia del gobierno con una moción de censura trucada, el apoyo unánime de los partidos anticonstitucionales a su minoría y la irresponsable conducta de Mariano Rajoy. Lo de Franco y el numerito forense de los cráneos del Valle de Los Caídos no es más que un corolario del comportamiento desalmado de un tipo sin escrúpulos.

El PSOE es un partido enfermo de jactancia, de soberbia y de incapacidad de reflexionar sobre su propia historia. Cebrián ya se ha enterado. En su maniqueísmo barato y acientífico, sus ideas y su organización son el Bien y todos los demás, a menos que los necesiten como compañeros de viaje, son el Mal. La derecha española, a la que odia, debe ser excluida de todas partes. El cebo es Vox pero su objetivo es el PP como ya lo hicieron en el Pacto del Tinell, esa conjura de la izquierda y los separatistas para dejar fuera de las instituciones y el debate público a la derecha, esto es, a media España.

En la derecha, el PP es un partido enfermo de envidia hacia un PSOE al que admira su organización y su disciplina. Es un partido carente de un proyecto nacional propio y entendible, democrático y sólido, por lo que siempre va a rastras, titubea, se contradice y teme ser tachado de cualquier cosa, de franquista, fíjense, sobre todo. Ante la evidencia de que el PSOE ha renunciado a la Constitución y a la Transición, no sabe qué hacer ni con quiénes hacerlo.

Sí, necesitamos un médico que cure esta inmunodeficiencia cultural y esta discapacidad para la gran política, que diagnosticó el gran César Alonso de los Ríos.

[i] Territorio francés que reclaman los nacionalistas vascos

QOSHE - La enfermedad de la nación española - Pedro De Tena
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La enfermedad de la nación española

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08.04.2024

Mientras se casaban por todo lo alto el alcalde de Madrid y Teresa Urquijo –al PP se le conoce mucho más por sus antielectorales bodas de lujo que por sus proyectos de alta política, recuérdese la de la hija de Aznar—, era obligado meditar sobre la enfermedad de la nación española.

Días antes habíamos asistido al ejercicio saprófago de un presidente del gobierno que parece no comprender bien algo muy sencillo. Si llamamos guerra civil a la guerra civil es porque fue una ruptura de la ciudadanía y cuando se rompen las entrañas de una nación y los dos pedazos resultantes se matan entre sí, es que algo horrible se ha perpetrado. Mucho odio tuvo que haber sido sembrado para que la matanza fuera tan atroz y, en demasiadas ocasiones, tan vil.

Este presidente sostiene que la causa de lo ocurrido en julio de 1936 fue que un grupo de generales fascistas truncó mediante un golpe militar el paraíso republicano donde el derecho triunfaba y los ciudadanos prosperaban. Pero ese relato se contrapone a otro que narra que ese grupo de generales se alzó contra el caos nacional promovido desde el exterior (URSS sobre todo) y la vulneración continua de los derechos civiles, sociales, económicos y religiosos por parte de una casta política que lo mismo amañaba elecciones que mataba sin más a los........

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